Tecnología | Espiritualidad

El Papa Francisco y la tecnología: un legado humano en la era de los algoritmos

El Papa Francisco fue el primero en hablar de ética digital desde el Vaticano. Con su muerte, el mundo despide a un líder que abrazo la tecnología sin perder la humanidad.

El Papa del fin del mundo, también fue el Papa del inicio de una nueva era tecnológica. Su muerte no solo marca el cierre de un pontificado, sino también la despedida de una figura que supo tender puentes entre la fe, la virtualidad y la inteligencia artificial.

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Hasta el último día Francisco usó la red como un puente, no un muro.

Hasta el último día Francisco usó la red como un puente, no un muro.

Francisco y el último mensaje en un mundo hiperconectado

Jorge Mario Bergoglio, más conocido como el Papa Francisco, falleció dejando un vacío espiritual... y también una huella inesperada en el mundo de la tecnología. Fue un pontífice atípico: argentino, jesuita, con mirada reformista y una sensibilidad sorprendente para entender el pulso de los nuevos tiempos. Desde su elección en 2013, no temió acercarse a las redes sociales, al uso de plataformas digitales y al debate ético sobre la inteligencia artificial, convirtiéndose quizás sin proponérselo en el primer "Papa viral".

Su cuenta de X, ex Twitter @Pontifex, traducida en nueve idiomas, es una de las más influyentes del mundo, con millones de seguidores. Pero más allá de la presencia en redes, lo que lo distinguió fue su capacidad para usar la tecnología como vehículo de comunión, no de aislamiento.

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El Papa entre algoritmos y bendiciones: el Vaticano del siglo XXI.

El Papa entre algoritmos y bendiciones: el Vaticano del siglo XXI.

El Papa que habló de IA antes que muchos gobiernos

En 2020, el Papa Francisco impulsó la llamada Rome Call for AI Ethics, una iniciativa inédita firmada junto a representantes de IBM y Microsoft, para establecer principios éticos frente al avance de la inteligencia artificial. Allí propuso tres pilares fundamentales: transparencia, inclusión y responsabilidad. Mientras muchos aún debatían sobre el potencial de los algoritmos, él ya advertía sobre el riesgo de la discriminación algorítmica y el reemplazo del juicio humano por la frialdad del cálculo.

“No todo lo técnicamente posible es éticamente aceptable”, decía. En esa frase sintetizaba el corazón de su mensaje: la tecnología al servicio del ser humano, nunca al revés.

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Francisco y su mirada ética que marcó el debate global sobre la inteligencia artificial.

Francisco y su mirada ética que marcó el debate global sobre la inteligencia artificial.

Francisco y el poder de las redes

Fue también el Papa de los selfies, de los encuentros vía Zoom durante la pandemia, de los saludos digitales y las bendiciones transmitidas en streaming. Entendió el valor simbólico de estar presente donde hoy se construye buena parte del tejido social: en el espacio virtual. En un mundo de perfiles curados y realidades fragmentadas, Francisco habló de autenticidad y comunidad. Su propuesta no fue regresar al pasado, sino habitar el presente con conciencia.

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Francisco, el Papa que tuiteaba más que muchos presidentes.

Francisco, el Papa que tuiteaba más que muchos presidentes.

La santidad en tiempos de Wi-Fi: Carlo Acutis, el primer beato digital

Pocos días antes de su fallecimiento, el Papa Francisco aprobó el proceso de beatificación de Carlo Acutis, un joven influencer italiano apasionado por la tecnología y conocido como “el ciberapóstol de la Eucaristía”. Carlo, fallecido en 2006 a los 15 años, utilizó Internet para difundir el mensaje de la fe católica mediante la creación de una web que recopilaba milagros eucarísticos alrededor del mundo. Este gesto final de Francisco no solo resalta su conexión con el mundo digital, sino que también deja un mensaje claro: la santidad no está reñida con la tecnología. Para Francisco las redes podían ser también un camino hacia lo sagrado si se usan con propósito, verdad y compasión.

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Francisco aprobó el proceso de beatificación del youtuber Carlo Acutis

Francisco aprobó el proceso de beatificación del youtuber Carlo Acutis

La Fe y el código, el dilema de nuestra era

Quizás su mayor legado para la tecnología no esté en lo que adoptó, sino en lo que nos obligó a preguntarnos. ¿Dónde queda el alma en un mundo gobernado por datos? ¿Qué significa tener libre albedrío cuando las decisiones son guiadas por sistemas predictivos? ¿Cómo mantenemos la dignidad humana en un entorno donde la eficiencia lo es todo?

Bajo su liderazgo, el Vaticano abordó temas como el transhumanismo, la manipulación genética, la privacidad digital y la automatización del trabajo. Y aunque muchos pensaron que estos temas estaban fuera del alcance de la Iglesia, Francisco mostró que toda conversación sobre el futuro necesita una mirada ética, espiritual y profundamente humana.

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Su mirada ética marcó el debate global sobre la inteligencia artificial.

Su mirada ética marcó el debate global sobre la inteligencia artificial.

Una despedida que también es una advertencia

Su muerte deja un interrogante abierto: ¿Quién ocupará ahora ese lugar de mediador entre tradición y futuro? En un contexto donde la tecnología avanza más rápido que nuestra capacidad de legislarla o comprenderla, el mundo pierde una voz que supo decir “sí” a la innovación, pero también “cuidado” con lo que dejamos atrás.

Hoy, recordamos al Papa que nos pidió "rezar por él" y nos deja una oración pendiente: que la tecnología nunca reemplace al amor, que los algoritmos nunca ignoren al otro, y que, en medio del vértigo digital, sigamos siendo humanos.

Recuerdo de Francisco

Hoy tengo la responsabilidad y el honor de escribir unas palabras sobre Francisco y mientras lo hago, no puedo evitar volver a aquel recuerdo de mi adolescencia, cuando Jorge Bergoglio visitaba nuestro entonces colegio San Francisco de Sales. Nos hablaba sin vueltas, con una humildad tan auténtica que desarmaba cualquier prejuicio juvenil. Tenía esa forma única de llegar sin imponer, de sembrar sin forzar. Recuerdo su voz pausada, su mirada serena, y una frase que aún resuena en mi memoria: "Disfruten con responsabilidad". No eran simples consejos, eran semillas. Compartía retazos de su vida, pero lo más valioso eran las preguntas que nos dejaba, preguntas que, más de una década después, sigo intentando responder. Hoy, más que nunca, entiendo que aquel hombre ya era mucho más que un referente espiritual, era un puente entre mundos. Y ahora, tras su partida, lo seguirá siendo.