Esta obra maestra dialoga con textos de Wittgenstein, Sartre y Heidegger que nos invita a reflexionar sobre la inteligencia artificial, el libre albedrío y la fe. Mientras pasa el juego a través de terminales, accedemos a fragmentos de textos que desafían la idea de que la conciencia está reservada a los humanos. ¿Qué pasa si un ente artificial puede cuestionar su existencia? (Quizá la película "Yo, Robot" venga a nosotros) ¿Y si busca sentido más allá de los límites de su programación?.
The Talos Principle no solo entretiene, sino que invita a pensar como si fuéramos un filósofo atrapado en un cuerpo metálico.
2. NieR: Autómata
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Dentro en un universo postapolíptico, una guerra es desatada donde máquinas y humanos se ven obligados a luchar entre sí.
¿Tiene sentido la vida sin humanidad?
En un futuro donde la humanidad ha desaparecido y solo quedan androides luchando por su legado, NieR: Autómata despliega una narrativa existencial demoledora. Los protagonistas androides (2B y 9S) están programados para combatir, pero lentamente comienzan a cuestionar su propósito, su memoria y su libertad.
El juego retoma preguntas de Nietzsche, Camus y Kierkegaard: ¿Vale la pena vivir si todo es absurdo? ¿El sufrimiento es una prueba de existencia o un error de programación?.
Con múltiples finales (algunos trágicamente poéticos, ¿Qué más podemos pedir?), NieR: Autómata nos arrastra por un viaje donde debemos llevar a nuestros personajes a reconstruir sentido en un mundo destruido.
3. Journey (Viaje)
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Un viajero solitario despierta en medio de un desierto sin recuerdos pero con una visión clara: alcanzar una montaña luminosa en el horizonte.
El silencio como lenguaje universal del alma
Les traigo un videojuego sin palabras y sin combate, Journey es una experiencia tan visual como emocional. Controlamos a un ser encapuchado que atraviesa un vasto desierto hacia una montaña luminosa y en el camino podemos encontrarnos con otros jugadores, pero no podemos hablar, solo nos acompañamos.
Esta experiencia minimalista está impregnada de simbolismo: el viaje como metáfora de la vida, los obstáculos como desafíos existenciales, la cima como trascendencia y la muerte que no es final; sino parte del ciclo.
Inspirado por el misticismo sufí y el budismo zen, Journey propone una visión espiritual donde la conexión, el silencio y el movimiento son medios para experimentar el valor de las pequeñas cosas.
4. Disco Elysium
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Nos encontramos en una ciudad devastada donde su objetivo es investigar el asesinato de un hombre.
¿Qué queda del alma en una sociedad rota?
Encarnas a un detective amnésico que despierta tras haberse tomado hasta el agua del florero, sin recordar quién es. Lo que sigue no es un juego policial o detectivesco común, sino un viaje psicológico donde nuestras decisiones configuran no solo la historia, sino la identidad de nuestro protagonista.
Disco Elysium plantea una lucha entre ideologías internas: comunismo, nihilismo, ultracapitalismo, espiritualidad... Cada una con su voz y consecuencias. El sistema de juego maravillosamente traduce los pensamientos en personajes internos que debaten entre sí. Un delirio y un placer.
En esta obra transitamos el sentido del dolor, el valor de la redención y el precio de la verdad. Filosóficamente, es un homenaje a las obras de Dostoievski, Foucault y otros tantos.
5. Shadow of the Colossus (La sombra del coloso)
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Wander es un joven que se adentra en una tierra prohibida y abandonada para poder resucitar a Mono, una niña que ha sido sacrificada.
¿Es justificable el sacrificio por amor?
Un clásico melancólico, dónde encarnamos a Wander, un joven que se interna en una tierra prohibida para revivir a una joven muerta. Para lograrlo, debe derrotar a 16 colosos e irónicamente con cada victoria despierta una inquietante sospecha: ¿Realmente somos el héroe en esta historia?.
Nos encontramos con una meditación sobre el poder, la muerte y el sacrificio. La cámara lenta, los paisajes desolados, y la increíble banda sonora construyen una experiencia donde cada acción conlleva un peso moral.
La obra es una alegoría sobre el deseo humano de alterar el orden natural por amor, y cómo esa pasión puede llevarnos a transgredir límites éticos. ¿Qué haríamos por amor? o mejor dicho, ¿Qué no haríamos?
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Más allá de entretener, los videojuegos pueden hacerte reflexionar, cuestionarte y tocar temas profundos.
A veces encontramos videojuegos que no solo entretienen sino que nos invitan a cuestionar nuestra existencia, nuestras creencias y nuestras decisiones. Y es que al tomar el mando del jugador no somos un mero espectador, sino un agente activo de dilemas que, en otras situaciones, serían sólo teóricos.
Quizás, solo quizás, el futuro de la filosofía no esté en las aulas, sino en las manos de quienes se atreven a reflexionar en mundos virtuales.