En un mundo donde la información y la conexión son fundamentales, la habilidad de preguntar puede ser tu mejor herramienta para influir y liderar.
Si alguna vez has pensado que hacer preguntas te hace parecer débil o inseguro, estás lejos de la realidad. Un reciente estudio revela que saber cómo formular las preguntas correctas puede cambiar la percepción de las personas que te rodean y colocarte en una posición de poder.
Según Matt Abrahams, profesor de comunicación en la Universidad de Stanford, este enfoque puede ser clave para influir con inteligencia y de manera efectiva tanto en el trabajo como en tu vida personal. "Demuestra que te preocupas, que tienes empatía, que estás dispuesto a aprender y, en algunos casos, a admitir que no lo sabes todo" reza este informe.
La ciencia detrás de las preguntas
Las preguntas bien formuladas aumentan tu estatus al mismo que fortalecen tus relaciones personales y profesionales. Abrahams, basándose en investigaciones realizadas en la universidad, afirma que hacer una pregunta te coloca en una posición de poder. Además, el acto de preguntar incrementa tu credibilidad.
Según este experto en comunicación, hacer una pregunta te permite establecer conexiones más profundas con las personas, lo que en última instancia te hace más influyente.
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Matt Abrahams, experto en comunicación en la Stanford Graduate School of Business, explica cómo las preguntas correctas pueden aumentar tu influencia.
Un aspecto fundamental para formular preguntas efectivas es saber escuchar. Según los estudios realizados por expertos, demostrar que prestas atención mejora tu capacidad de influencia y genera un ambiente colaborativo. Este enfoque, según Matt Abrahams, fortalece las relaciones a largo plazo y te posiciona como alguien confiable e influyente.
Puntos clave a tener en cuenta
No todas las preguntas son iguales. Para que realmente influyan en las personas, Abrahams destaca tres aspectos esenciales que deben cumplirse:
Concisión: Las preguntas deben ser claras y directas.
Relevancia: Deben profundizar en lo que la otra persona ha mencionado previamente.
Enfoque: Las preguntas deben girar en torno a una idea clara, lo que facilita el objetivo final de la conversación.
Este enfoque no solo es útil en conversaciones cotidianas, sino también en ámbitos académicos, como lo demuestra el estudio que Abrahams menciona a menudo en sus clases en la Universidad de Stanford. Aquí es donde el poder de la pregunta se conecta con la inteligencia emocional, ya que al preguntar, también demuestras que estás escuchando atentamente.
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Formular preguntas claras y concisas mejora la comunicación y fortalece las relaciones laborales y personales.
La práctica es clave para perfeccionar esta habilidad. Abrahams sugiere comenzar con interacciones cotidianas, como charlas informales o incluso reuniones de trabajo. También se pueden usar herramientas como la inteligencia artificial para mejorar la claridad de tus preguntas. Otro consejo es pedir retroalimentación a colegas de confianza para afinar tu técnica.
