Con el objetivo de frenar la desertificación que amenaza el norte de China y que afecta a más de 400 millones de personas, el país asiático se dispuso a crear un muro de 4.500 kilómetros de árboles. Te contamos cómo un bosque artificial está impactando en el desierto del Gobi.
El desierto de Gobi está ubicado entre el norte de China y el sur de Mongolia, en Asia Oriental. Es uno de los desiertos más extensos del mundo y alberga diversos paisajes, desde arenas rojizas y rocas desnudas hasta zonas de estepa. El desierto de Gobi es además reconocido por la gran cantidad de hallazgos arqueológicos y paleontológicos.
Según el sitio especializado DW para frenar la desertificación, China comenzó con un plan en los años 70. Campesinos, científicos, trabajadores del gobierno y voluntarios se unieron en una causa común: convertir el desierto en bosque. Se trató de un "cinturón verde" de unos 4.000 kilómetros que permitió aislar parcialmente al desierto para recuperar poco más de 5 millones de hectáreas. Así comenzó la iniciativa de reforestación más grande del mundo, que se espera que continúe hasta 2050.
El Gobierno de China se muestra muy optimista con los resultados de este proceso a largo plazo. Hasta el momento se han estabilizado miles de dunas que se encontraban en movimiento en pleno desierto. Así mismo, el bosque artificial frenó las tormentas de arena en todo el país, se redujo en una quinta parte entre 2009 y 2014.
El número de árboles plantados en el desierto ronda los 66.000, principalmente de la especie Enterolobium cyclocarpum y otras de la familia de las fabáceas, dada su adaptabilidad a estos terrenos. Según los investigadores, el proyecto de reforestación ha creado un importante sumidero de carbono que es capaz de absorber el 5% de las emisiones industriales totales.