Hay una contra en prolongar los días de uso: conlleva el riesgo de que las toallas desarrollen moho, adquieran olor a humedad y se conviertan en una fuente de bacterias. Estos minúsculos seres vivos se nutren en textiles húmedos que acumulan el sudor, la sal y las células de la piel que produce el cuerpo, además de los restos de maquillaje y de productos de belleza.
Cuidados para lavar las toallas
En consecuencia, el lavado requiere de otros cuidados que aseguran una higiene adecuada, suavidad y eficacia.
Antes de meter las toallas en el lavarropas, es mejor hacerles un prelavado con agua fría, vinagre y limón. Este proceso elimina manchas y las hará sentir más suaves y frescas cuando estén secas. Luego, se enjuagan y se introducen en el artefacto doméstico.
Cuando todavía no se enciende el lavarropas, se debe tener en cuenta una serie de variables fundamentales. Lo aconsejable es lavar todas las toallas juntas sin otras prendas a las que se les puedan transferir gérmenes y bacterias.
Con lo señalado lograremos que esto permita un ajuste más sencillo de la configuración de lavado. De todas maneras se debe evitar la sobrecarga de la máquina debido a que un tambor lleno impedirá una limpieza efectiva.
Trucos para tener toallas esponjosas 2.jpg
Al lavarlas, las toallas blancas deben separarse de las de color.
No es necesario usar una gran cantidad de jabón: el excedente provocará que las telas queden rígidas luego del secado.
Que el suavizante tenga como función dejar la prenda sedosa, comienza a ser un mito. Los que saben desaconsejan el uso frecuente de este producto porque no ayuda a que las toallas queden más esponjosas: la acumulación de la cera que contiene daña las fibras y con el tiempo reduce la capacidad de absorción. En cambio, sólo debe agregarse cada tres o cuatro lavados y luego de haberlo utilizado previamente un mínimo de cinco ocasiones.
¿Se deben separar las toallas para lavarlas?
No está de más aclararlo: hay que separar las toallas blancas de las de color para el lavado porque es otra ventaja.
En el caso de las toallas blancas, se deben lavar en un programa para algodón con agua caliente porque ayuda a mantener el brillo y elimina los gérmenes y bacterias. Para un tono impecable, se puede agregar al jabón un blanqueador sin cloro.
En cambio, las toallas de color necesitan de una configuración de lavado de agua tibia para evitar que se destiñan. Se sugiere agregar una taza de vinagre blanco que colabora en la fijación de los colores.
Ni bien terminado el lavado en el lavarropas, las toallas deben retirarse inmediatamente del tambor para evitar que adquieran olor a humedad.