Trastorno antisocial de la personalidad: síntomas y causas según la medicina
Este trastorno se da mayormente en hombres que en mujeres, y las consecuencias en caso de no ser tratado a tiempo pueden ser graves. Qué dice la medicina
Al día de hoy, las causas que originan este trastorno son desconocidas
En su definición, el trastorno antisocial de la personalidad es una afección mental por la cual una persona tiene un patrón prolongado de manipulación, explotación o violación de los derechos de otros sin ningún remordimiento, siendo este una forma de vida que puede causar graves problemas en el entorno.
Hasta ahora, tanto la medicina como la psicología no han determinado la causa de este trastorno, aunque los genes y otros factores como el maltrato infantil pueden contribuir a su desarrollo.
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Trastorno antisocial de la personalidad: síntomas y causas según la medicina
Trastorno antisocial de la personalidad: factores de riesgo
Ciertos factores de riesgo parecen aumentar el riesgo de padecer este trastorno de la personalidad. Por ejemplo, el diagnóstico de un trastorno de la conducta infantil, los antecedentes familiares, los maltratos y descuidos y una vida familiar inestables.
El trastorno de personalidad antisocial es uno de los trastornos de la personalidad más difíciles de tratar. Las personas con esta afección normalmente no buscan tratamiento por su cuenta.
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Trastorno antisocial de la personalidad: síntomas y causas según la medicina
El sitio de medicina MedlinePlus explica que esta afección es común en las personas que están en prisión, y que el hecho de prender fuego y la crueldad con los animales durante la infancia se ven con frecuencia durante su primera etapa de desarrollo.
Síntomas más comunes de este trastorno
Una persona con trastorno de personalidad antisocial puede:
Ser capaz de actuar jovial y encantador
Ser buena para adular y manipular las emociones de otras personas
Quebrantar la ley constantemente
Descuidar su propia seguridad y la de los demás
Tener problemas de consumo de drogas
Mentir, robar y pelear con frecuencia
No mostrar culpa ni remordimiento
Estar a menudo enojado o ser arrogante
Los síntomas tienden a alcanzar su punto máximo durante los últimos años de la adolescencia y comienzos de los 20. Algunas veces mejoran por sí solos en el momento en que la persona llega a los 40 años.
