El descubrimiento de esta reserva de petróleo se realizó mediante estudios sísmicos a bordo del buque Alexander Karpinsky, y se ubica en el Territorio Antártico Británico, una región que ha despertado el interés debido a su potencial energético. Este hallazgo de Rusia ha generado preguntas sobre el futuro de la Antártida, ya que la explotación de estos recursos podría alterar el equilibrio geopolítico y aumentar las tensiones diplomáticas entre los países involucrados.
Rusia, que ya tiene una presencia estratégica en la región, podría convertirse en un líder mundial en el mercado energético si logra acceder a estos recursos. Sin embargo, el mundo observa con cautela, ya que cualquier intento de explotación de petróleo en la Antártida tendría consecuencias significativas tanto en términos de geopolítica como de conservación ambiental.
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¿Es posible modificar el Tratado Antártico y permitir la exploración de petróleo?
El Tratado Antártico de 1959 prohíbe la actividad minera o petrolera en la Antártida, buscando preservar la región y evitar su explotación. Expertos afirman que la guerra en Ucrania y Rusia, sumado a las crecientes rivalidades entre China y Estados Unidos, podrían poner en peligro el futuro del Tratado.
Alan Hemmings, profesor y ex comandante de la estación británica en la Antártida, advierte que las tensiones internacionales actuales podrían amenazar la integridad del Tratado. Aunque el acuerdo será revisado en 2048, cualquier país puede decidir abandonarlo en cualquier momento.
Hemmings destaca que no existe justificación para la extracción de petróleo en la Antártida. Además, expresa su preocupación por el interés de Rusia en la región, dado el contexto de las tensiones geopolíticas actuales, lo que podría aumentar los riesgos de explotación petrolera en la zona.