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En rojo, el "carajo" de un barco. / Billiken
¿Y para qué se usa? En aquellos barcos impulsados por velas, el “carajo” es esa suerte de canasta de madera bien elevada sobre el palo mayor. Desde allí se ve mejor el horizonte y la lejanía del océano. Aunque para nada es un sitio del todo cómodo por los movimientos de la nave y los mareos y malestares que podría generar.
Es allí donde aparece la relación entre el “carajo” y su uso coloquial por estos tiempos. Es que ante un castigo, el comandante solía "mandar al carajo” al responsable, tal cual publica el sitio educativo Billiken.
Otros significados y la mirada de la RAE
Con el tiempo y al ritmo de los diferentes regionalismos en el habla hispana, la palabra “carajo" fue mutando y no solo se usa para mandar allí a cierta persona, sino que además se la utiliza para hacer referencia a algo que no tiene valor (no vale un carajo) o a una situación que no provoca importancia (me importa un carajo).
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El "carajo" de un barco de madera. / gentileza
La Real Academia Española (RAE) le da a esta palabra ciertas utilidades que apuntan a la sorpresa, al rechazo, a la desvalorización de alguien, a algo intenso o que tendrá mal fin, entre otros usos menos frecuentes.