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Desde fines del 2013, en Argentina está incorporado como delito penal el grooming o ciberacoso mediante la Ley 26904 Código Penal.
Existen dos tipos de Grooming: uno en el cual el acosador se presenta como adulto, una vez que accedió a fotos o videos mediante la obtención de contraseñas o el hackeo de cuentas. La otra forma, más frecuente, es aquella en la que se establece previamente una relación de confianza.
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El adulto que comete el delito suele aprovechar el anonimato de las redes sociales en Internet para valerse de identidades falsas y engañar a niños, niñas y adolescentes, con los que trata de entablar vínculos emocionales con el fin de obtener material pornográfico a través del engaño, el chantaje y la extorsión.
Cómo detectar el grooming
La principal recomendación para detectar si los NNA (abreviatura de Niños, Niñas y Adolescentes) son víctimas de grooming, es prestar atención a posibles cambios de conducta o humor.
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El grooming es el delito que comete una persona por medio de comunicaciones electrónicas, al contactar a una persona menor de edad, para cometer cualquier delito contra la integridad sexual de la misma.
Algunos indicios que debemos tener en cuenta son:
- Manifestaciones repentinas de tristeza
- Baja en el rendimiento escolar
- Necesidad de estar en soledad
- Incremento en el tiempo de uso de los dispositivos y encerrarse para hacerlo
- Muestras de nerviosismo o ansiedad al momento de utilizar los dispositivos con los que se conecta
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La etapas del grooming
Primera etapa: buscando a la víctima
- En salas de chat, redes sociales y foros, el acosador busca a su víctima teniendo en cuenta factores como vulnerabilidad, necesidad emocional, poca autoestima, soledad y poca atención de los padres.
Segunda etapa: enganche
- Con el fin de fortalecer los vínculos de amistad, el acosador le pregunta al menor por sus gustos e inquietudes para así adaptarse a ellos, ganar su confianza y tener más cosas en común.
Tercera etapa: fidelización
- El acosador se muestra como una persona amable, interesante, y con muchas afinidades con el menor, así fortalece su supuesta relación de amistad.
Cuarta etapa: aislamiento
- Al ser amigos y confidentes, el acosador crea distancia entre los niños y sus padres, los niños y sus amigos. De esta manera, el acosador se convierte en la persona más cercana al menor y su baluarte de confianza.
Quinta etapa: seducción
- Para lograr que el menor de edad haga lo que pide, el acosador recurre a halagos, obsequios, y mucha atención. En ocasiones, esto también genera un sentimiento de deuda en el niño.
Sexta etapa: acoso
- Al estar tan cerca de su meta, el acosador se concentra en obtenerlo, por ello es posible que se muestre tal cual es y recurra a amenazas, chantaje, sextorsiones y manipulaciones.