En palabras de las psicólogas Suilan Chia y Constanze Ihl Herbach, especialistas de la Universidad Central de Chile, explican que la principal responsabilidad es con nuestras propias necesidades, pensamientos y acciones. Si conocemos lo que nos molesta y buscamos experiencias que nos hagan bien, es un buen signo de que conocemos nuestros límites y sabemos medir las consecuencias de nuestros actos.
Culturalmente los límites son vistos muchas veces como un símbolo de egoísmo. Las expertas en psicología explican que poner fronteras de acuerdo a nuestras necesidades y prioridades, no es una señal de ser mala persona.
No siempre hay que entregar todo por los demás, de hecho está comprobado que aquellas personas que se conocen mejor a sí mismas y trabajan su autoestima con límites de por medio, mantienen mejores relaciones y más sanas en la vida.
Aprender a decir no, es un desafío necesario y genuino que trae importantes beneficios a nuestra vida. Además, cuanto mejor sabemos marcar límites con respeto y carácter, más nos respetarán las personas de nuestro entorno. No solamente hablamos de límites de pareja o amistades; también es necesario trazar líneas en vínculos laborales y entre padres e hijos.
Qué dice la psicología sobre las personas que no saben poner límites sanos en la vida
Según la revista científica Psicología y Mente, especializada en temáticas de la mente y las emociones, la dificultad para poner límites puede deberse a un trasfondo mental profundo y detectable. La psicóloga clínica Angie Michelle Cifuentes explica que los problemas para poner límites en la vida tienen su origen en la infancia. Todo parte de la relación que las personas tienen con su primer socialización: los cuidadores y progenitores.
Algunos motivos de la infancia que impiden a las personas trazar barreras en sus relaciones pueden ser:
- Maltratos físicos y verbales por parte de los cuidadores en la infancia.
- Experimentar una vida con culpa. Muchos padres educan mediante la culpa a sus hijos negociando el amor y el afecto: el niño debe ganarse el cariño de sus padres si responde a las exigencias.
- Una familia inestable o sobre involucrada en la vida de todos. Algunas personas crecen dentro de ambientes en los que no existen barreras en ningún espacio, desde el uso de objetos, no respeto de la privacidad hasta imposibilidad de establecer límites verbales. Esto además hace que se juzguen unos a otros, por ejemplo, si un hijo no tiene deseos de asistir a un evento familiar lo castigan con la culpa.