"La pornografía, en la actualidad, es de muy fácil acceso. A diferencia de épocas anteriores, muchos jóvenes, al encontrarla con tanta facilidad, terminan por aprender sobre su sexualidad a través de videos y portales que, lejos de educar, generan desinformación y perpetúan fantasías machistas", afirmó Mauricio Strugo, sexólogo clínico especializado en parejas.
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"La pornografía siempre es violenta".
Strugo adviertió que una de las consultas más frecuentes en los consultorios es la de hombres que, comenzaron a ver pornografía desde muy jóvenes, y reconocen tener una adicción tanto a los videos con contenido sexual como a la masturbación.
"En otros casos, al principio vienen porque le esta costando el encuentro con sus parejas y sentir deseo y cuando entran en confianza se animan a compartir que en realidad no pueden dejar de consumir porno", dijo.
"La pornografía siempre es violenta porque está diseñada para generar placer a través de situaciones que deshumanizan. Generalmente retrata prácticas de sometimiento y morbo, donde las personas se reducen a meros cuerpos y posiciones", amplió.
La pornografía como educadora sexual
Dicho por ambos especialistas, la pornografía bajo ningún concepto debería ser un mecanismo de información para las relaciones sexuales.
"Su objetivo principal es el entretenimiento y no la educación. Puede mostrar prácticas sexuales variadas y ayudar a algunas personas a conocer algunas esferas nuevas del mundo sexual, sí. Pero la pornografía carece de contexto emocional, comunicación, consentimiento explícito y realismo en las dinámicas de las relaciones íntimas", afirmó Eva Rodríguez, psicóloga clínica, especialista en parejas y sexología, y comunicadora de temas de salud mental y bienestar emocional.
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"El consumo excesivo de pornografía, especialmente si se utiliza como la principal fuente de estimulación sexual, puede generar lo que se conoce como 'tolerancia' o 'desensibilización'. Esto significa que la persona puede necesitar estímulos cada vez más intensos para excitarse, lo que podría dificultar la excitación o el disfrute en encuentros sexuales reales", advirtió.
Las estadísticas de Save The Children muestran que los adolescentes cuando intentan imitar lo que ven, no siempre solicitan consentimiento previo a su pareja. El 12,2% de los varones ha actuado sin el asentimiento explícito de su pareja y sin que a esta le haya parecido bien, este porcentaje se reduce al 6,3% entre las chicas.
"La pornografía puede influir en que algunos perciban la violencia como una parte 'normal' del sexo, lo cual sin dudas va a afectar sus relaciones futuras y su capacidad para establecer límites claros o entender el consentimiento.", explicó Rodríguez y advirtió la necesidad de "una educación sexual a tiempo y abierta, que contrarreste estas influencias y enseñe el valor del respeto mutuo y la comunicación".
¿Cuándo comienza a ser un problema la pornografía?
Eva Rodríguez explicó en una entrevista con Diario UNO que no existen absolutos en el sexo, y que por ello a pesar de las desventajas, puede traer beneficios, sobre todo, para aquellos que lo tomen como una "forma de explorar fantasías o descubrir preferencias sexuales".
El problema -advirtió la sexóloga- surge cuando la pornografía se convierte en la única referencia sexual o en una adicción. “En esos casos, puede afectar negativamente la conexión emocional y la satisfacción en las relaciones reales”, señaló.
La solución: más y más ESI
"Para aprender sobre sexualidad, es fundamental y necesario recurrir a fuentes confiables y educación científica que aborden no solo las prácticas, sino también los valores, las emociones y las responsabilidades en una relación sexual. La pornografía no debería bajo ningún concepto ser considerada una escuela del sexo. Su objetivo principal es el entretenimiento y no la educación sexual", cerró Eva Rodríguez.
A modo de conclusión ambos sexólogos transmitieron cuáles serían las formas para prevenir y educar:
- Promoción de una educación sexual saludable: Implementar una educación sexual integral que contribuya a formar una visión equilibrada y realista de la sexualidad, abarcando no solo aspectos biológicos, sino también emocionales y sociales.
- Conciencia sobre los riesgos de la pornografía: Educar sobre los riesgos asociados al consumo excesivo de pornografía. Es importante que los adolescentes comprendan las implicaciones de este tipo de contenido y cómo puede afectar su percepción de las relaciones y la intimidad.
- Si el consumo de este tipo de material no se puede evitar porque está tan disponible y de fácil acceso, se enseñe a la gente joven que son producciones armadas, con cortes y con gente que trabaja dentro de esta industria de generar placer inmediato, pero que es muy distante de la realidad. Esto es para que puedan hacer un uso moderado de ello y para que no comparen o crean que así tiene que ser su sexualidad y sus encuentros sexuales
- Fomento de habilidades de afrontamiento: Dotar a los jóvenes de herramientas prácticas para manejar el estrés, la ansiedad y otras emociones difíciles de manera constructiva. Esto no solo fortalecerá su capacidad de resiliencia, sino que también promoverá una salud mental más robusta.
- Apoyo y recursos para quienes están en riesgo: El acceso a servicios de asesoramiento, terapia y grupos de apoyo con información veraz.