Aunque para algunas personas su segundo nombre pasa desapercibido, para otras es una fuente de incomodidad o incluso de rechazo. “No me gusta mi segundo nombre ” es una frase más común de lo que se cree, pero ¿qué significa? ¿Se trata solo de una cuestión estética o revela algo más profundo sobre la identidad y la autoimagen?

El nombre es una parte fundamental de la construcción de la identidad. Es el primer regalo simbólico que nos hacen al nacer, y con él cargamos durante toda la vida. Por eso, no es extraño que muchas personas tengan una relación ambigua o incluso negativa con su segundo nombre, especialmente si no sienten que refleja quiénes son.

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Tanto el nombre como el segundo nombre de una persona tienen un propósito en la vida. Por ejemplo, según el sitio web de Myheritage los segundos nombres eran una tradición familiar o comunitaria. Por ello, una teoría indica que una persona lo lleva con el propósito de fortalecer los lazos familiares y sociales; así como expresar los valores y compromisos religiosos de la familia

¿Qué significa que me desagrade mi segundo nombre?

Si tu segundo nombre no te agrada o gusta, estas pueden ser algunas de las razones:

Desconexión con la tradición familiar: Muchas veces, los segundos nombres son elegidos en honor a un abuelo, una tía o una figura religiosa. Si la persona no se identifica con esa figura o siente que la elección no tiene sentido personal, puede generar rechazo.

Estética y sonoridad: Algunos nombres pueden parecer "pasados de moda" o poco armónicos con el nombre principal. Esto puede generar vergüenza, especialmente durante la infancia y adolescencia, cuando la presión social por "encajar" es más fuerte.

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Falta de uso y pertenencia: Cuando el segundo nombre nunca se usa en la vida cotidiana, se vuelve ajeno. La persona puede sentir que no le pertenece realmente, o que fue impuesto sin que haya una conexión emocional.

Autoimagen y autoestima: En ciertos casos, el segundo nombre puede despertar burlas o malos recuerdos asociados, afectando la forma en que una persona se ve a sí misma. Es común que quienes sufrieron bullying por su nombre lo rechacen más adelante.

Aunque puede parecer un detalle menor, el rechazo a un nombre puede ser un síntoma de una búsqueda de autenticidad. Algunas personas eligen usar un apodo, cambiar legalmente su nombre o simplemente omitir el segundo. Lo importante es que cada individuo pueda construir una identidad con la que se sienta cómodo y representado.

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