Usar bicarbonato al cepillarte los dientes puede marcar una gran diferencia entre unos dientes blancos y sanos, y unos que no
Lo natural y lo económico ganan cada vez más terreno en el cuidado personal, viejos trucos de la abuela están volviendo con fuerza. Uno de ellos, simple, pero poderoso, es el uso del bicarbonato de sodio para lavarse los dientes. ¿Por qué hay que hacerlo?
Este polvo blanco, común en cualquier cocina, se convirtió en uno de los aliados más populares para la salud bucal gracias a sus múltiples beneficios y bajo costo. Hoy estas de suerte y te contaré para qué sirve y por qué cada vez más personas lo suman a su rutina de higiene dental.
El bicarbonato de sodio tiene propiedades abrasivas suaves que lo convierten en un excelente agente de limpieza para eliminar manchas superficiales en los dientes.
Café, vino tinto, cigarrillo y otros alimentos tienden a dejar marcas con el tiempo, y el bicarbonato puede ayudar a reducirlas sin necesidad de costosos tratamientos blanqueadores.
Es decir, actúa como un pulidor natural. No reemplaza a la pasta dental, pero puede ser un complemento ocasional que ayuda a remover manchas sin dañar el esmalte, si se usa con moderación.
Este potente polvo no solo blanquea los dientes naturalmente, sino que también elimina placa bacteriana. Además, neutraliza los ácidos en la boca, previniendo caries, refresca el aliento. Reduce la acidez bucal, ideal para quienes sufren de aftas o encías sensibles
Asimismo, al ser un producto alcalino, ayuda a equilibrar el pH de la boca, creando un ambiente menos favorable para las bacterias que provocan mal aliento y enfermedades periodontales.
El paso a paso que debes seguir para potenciar el uso del bicarbonato, es el siguiente:
Opcional: Puedes mezclar el bicarbonato con unas gotas de agua oxigenada o aceite de coco para potenciar su efecto, pero siempre con precaución y no más de 2 veces por semana.