Respetar el habla promedio de los ciudadanos debe ser uno de los objetivos del periodismo. En Policiales no podemos escribir con la jerga de los uniformados
La frase "se dieron a la fuga" la impusieron los policías y, sin autocrítica, se la dejó correr en los medios. Imagen ilustrativa.
¿Ha visto usted, lector/a, que en muchas crónicas policiales los personajes "se dan a la fuga" en lugar de "escapar"?
Verbos como escapar o huir podrían resumir perfectamente los cinco vocablos de "se dan a la fuga". Sin embargo, son habitualmente desechados para favorecer algún lugar común que, convertido en muletilla, ya ha perdido su significado original.
No hay que dejarse ganar. En el periodismo hay que usar las palabras de un modo modesto, no ambicioso.
Es sano para el lector que le evitemos el palabrerío. Apostar al énfasis no nos deja ganancias. Siempre será mejor no caer en palabras o frases pretenciosas.
Hace unos años, mientras editaba páginas en la Redacción de Diario UNO, leí en uno de los artículos lo siguiente: "El delincuente se cayó decúbito dorsal". Recuerdo el diálogo que sobrevino con el cronista.
-¿Qué quisiste decir con eso?
-Que se cayó de espaldas.
-¿Y por qué no pusiste "se cayó de espaldas".
-Y bueno, es que también hay que instruir a la gente.
-¿Vos creés que en la vida real la gente se cae "de cúbito dorsal"?
-Y... no.
- ¿Entonces...?
Una cosa es el lenguaje de los policías (o de cualquier oficio o profesión) y, otra, el habla promedio de las personas, que es a lo que debe prestar atención el periodista.
Si la jerga policial alude a que "se detuvo a un masculino", el periodista debe decir "detuvieron a un hombre". La frase "se dieron a la fuga" la impusieron los policías y, sin la debida autocrítica, se la dejó correr en los medios.
El lenguaje que piden las notas policiales debe ser conciso, casi seco y muy informativo. En esas crónicas hay que tener mucho cuidado con los adjetivos. Sólo se justifican los imprescindibles.
Ocurre que las noticias policiales cuentan historias que por lo general son muy densas y ya vienen con todos los adjetivos incorporados por la misma realidad.
El buen periodismo podría ser hijo de la economía porque nos enseña que hay que ahorrar palabras que no aportan datos y potenciar la producción de aquellas que generan información.
Siempre he tenido una consideración particular por los colegas de la Sección Policiales, incluyo, claro, a varias mujeres. También por los de Política. Suelen ser gente de coraje y grandes buscadores de información.
Las muy buenas plumas periodísticas no siempre tienen la misma habilidad para conseguir primicias. Cuando se dan ambas cosas es para celebrarlo.
Al comienzo de esta columna hacíamos foco en la inconveniencia de que nos dejemos ganar por las frases hechas en las notas policiales. Por eso propongo este humilde decálogo.
1. No iniciar la crónica con "Un hecho luctuoso...".
2. Evitar que el adjetivo que antecede a prontuario" sea "frondoso"
3. Resistir el "extrajo de entre sus ropas". "Sacó un arma" podría ser una límpida opción.
4. Si vamos a decir que "hubo un robo de proporciones" aclaremos si son grandes, medianas o pequeñas.
5. Intentemos no calificar como "ingentes esfuerzos" el trabajo realizado por los bomberos porque, por gastado, ya no nos dice nada.
6. Si la crónica es sobre un incendio, oblíguese a no caer en la tentación del calificativo "voraz". A esta altura suena ridículo.
7. Si el artículo es sobre desmanes, no lograrán nada especial en los lectores si usan el remanido "los inadaptados de siempre". No es creíble que el mismo grupo se vaya desplazando por toda la provincia.
8. No digo que lo vaya a lograr, pero si va a contar un operativo antidrogas, haga el intento de no usar el adjetivo "flagelo".
9. El finado Jorge Lanata escribió que "hay que escribir lo más claro posible, no complicar lo simple, pero tampoco simplificar lo complejidad de algunos asuntos.
10. La Sección Policiales de los medios es algo demasiado importante como para no cuidarla.