La mayor parte de la superficie del Planeta Tierra está cubierta de agua, pero casi toda ella, alrededor del 97%, es salada y no se puede beber. Esto pasa porque el agua del océano posee dos elementos: cloro y sodio, qué juntos forman la sal común.
La mayor parte de la superficie del Planeta Tierra está cubierta de agua, pero casi toda ella, alrededor del 97%, es salada y no se puede beber. Esto pasa porque el agua del océano posee dos elementos: cloro y sodio, qué juntos forman la sal común.
Aunque tanto los ríos como los lagos también contienen agua, esta es considerada dulce porque tiene una cantidad muy baja de sal en comparación con el agua del mar. La diferencia entre el agua salada de los océanos y el agua dulce de los ríos y lagos se debe a varios procesos naturales, descubre cuáles son.
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La lluvia, al caer, interactúa con el aire y se vuelve un poco ácida por el dióxido de carbono. Con el paso de los años, esta lluvia va desgastando las rocas, liberando minerales y sales que terminan en los océanos. En estos lugares, el cloro y el sodio se acumulan, aumentando la salinidad del agua.
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Además, factores como las erupciones volcánicas submarinas y grandes depósitos de sal bajo la Tierra también contribuyen a que los océanos sean tan salados. Todo este proceso ha ocurrido de forma constante durante millones de años. Asimismo, bajo el fondo del océano existen enormes depósitos de sal, conocidos como cúmulos de sal, que, con el tiempo, se disuelven en el agua.
El mar más salado del Planeta Tierra es el Mar Muerto, ubicado entre Jordania e Israel. Su salinidad es extremadamente alta, con un 30% de sal en su agua, lo que es casi diez veces más salado que los océanos