Por citar un ejemplo, Ciudad posee, sumando los metros lineales de acequias, nada menos que 570 km: casi una ida y vuelta a General Alvear desde y hacia Mendoza.
Pero las acequias también esconden historias, tanto cuando no circula agua como cuando fluye. En cualquier momento, pueden ser testigos y protagonistas de huellas dejadas por generaciones.
Raúl "Pichi" Celan lleva casi 20 años trabajando en el Departamento de Higiene Urbana de la Municipalidad de Ciudad, donde actualmente es jefe del área. Mucho antes, fue operario de barrido, recolección, motorista de tránsito y supervisor.
Hallazgos increíbles en las acequias mendocinas
Celan conoce el trabajo de las acequias de primera mano, y también sus increíbles hallazgos, algunos realmente sorprendentes. Por eso, las anécdotas fluyen casi tanto como el agua que corre por los canales.
Documentos (muchos de ellos arrojados allí tras robos y luego acercados a las dependencias policiales), animales vivos y muertos, especialmente roedores, y otros objetos cotidianos son hallazgos comunes. Sin embargo, hay situaciones o descubrimientos que merecen ser relatados.
"Una tarde, trabajando en un taponamiento de una acequia, el agua bajó con tanta fuerza que arrastró a un operario debajo de un puente", recordó Celan.
"Logró salir por el otro lado, pero nos asustamos. Podría haber terminado en una tragedia", agregó. Esto, claro, sin contar la gran cantidad de vehículos que quedan dentro del hueco y requieren de un trabajo intenso para ser retirados.
Una reposera en una acequia
En otra oportunidad, dijo Celan, la cuadrilla encontró una reposera que causó una importante obstrucción, dificultando el flujo del agua.
"Nos llevó horas y mucho trabajo poder retirarla", recordó.
Una acequia y una persona durmiendo en su interior
Pero, sin dudas, lo que jamás olvidará Celan fue lo que sucedió una fría mañana del año pasado, cuando, al levantar la tapa de la rejilla para limpiar una acequia, se encontraron con una persona durmiendo en su interior.
"Fue una sorpresa, un susto", rememoró. Se trataba de una persona en situación de calle que encontró refugio en ese lugar protegido.
Proyecto para sumar voluntarios
Aunque en muchos sectores de la provincia existen vecinos particulares o grupos que se ocupan de cuidar, limpiar y conservar las acequias de sus respectivas cuadras, aún no existen equipos formales para tal fin.
Muchos juntan las hojas, pero no las embolsan, sino que las tiran a las acequias. Foto: Marcelo Aguilar/ Diario UNO
Mantener la limpieza de las acequias es clave para evitar obstrucciones.
Archivo UNO
"De todos modos, en Ciudad estamos trabajando en un proyecto para que la comunidad participe en campañas de limpieza. Queremos involucrar a vecinos y estudiantes con el fin de promover la responsabilidad individual, para que cada persona sea consciente de su papel en el mantenimiento de la limpieza", anticipó Celan.
El puntapié inicial fue una intervención reciente sobre el canal Papagayos, en la que participaron colegios de la zona.
"Lo que pretendemos con este proyecto es que se repita con mayor frecuencia", señaló Celan, y agregó: "Obviamente, sería un trabajo voluntario".
Celan también hizo hincapié en algunas recomendaciones para mendocinos y turistas sobre el cuidado y la preservación de la limpieza en estos cauces, que son "profundamente culturales", según sus palabras.
"Debemos cuidar minuciosamente la limpieza y mantenimiento de las acequias, ya que son canales fundamentales para el riego y la productividad de la provincia", sostuvo.
Esto se logra depositando los residuos en los lugares correspondientes y respetando los días de recolección diferenciada.
"Nunca sacar la basura los días que no hay recolección, ya que, invariablemente, los desechos terminan dentro de las acequias", concluyó.