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Los lirios tienen unas flores elegantes similares a las orquídeas y muy fáciles de mantener. La floración de esta planta se extiende generalmente desde octubre hasta marzo, dependiendo también de la variedad de lirio de la que hablemos. Entre los principales colores que podemos encontrar se destacan el blanco, lila, amarillo, naranja y rojo.
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El lirio se destaca por sus hermosas flores.
Esta planta tiene una extensa trayectoria, ya que, según cuenta la leyenda, la flor brotó de las lágrimas de Eva, cuando fue expulsada del Edén y se dio cuenta que estaba esperando un bebé. Mientras que otra leyenda griega explica que esta flor se creó de las gotas de leche que la Diosa Hera dejó caer cuando amamantaba a su hijo Hércules.
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Más allá de las creencias, el lirio tiene una larga historia y parte de ello se debe a que no demanda casi cuidados de jardinería. Por ejemplo, en lo que respecta a la temperatura, crecen a la perfección en invierno o verano, aunque aprecian más las temperaturas suaves.
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El cactus será reemplazado por el lirio.
Por otro lado, el riego debe ser normal, siempre humedeciendo el sustrato y evitando que se encharque. De hecho, esta planta se caracteriza por soportar grandes periodos de sequía, como el árbol de jade o el cactus. Lo único en lo que sí debemos poner ojo, según expertos en jardinería, es en su iluminación, debido a que prefieren media sombra y no toleran el sol directo.