La familia creó un pequeño espacio de neonatología en casa para garantizar su cuidado. "Mis hermanos y mis abuelas me veían a través del vidrio hasta que, poco a poco, pudieron entrar y estar conmigo", recuerda.
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La beba Milagros --hoy futura mamá-- recuperada y lista para ir a casa. Atrás, el doctor que ahora se prepara para el parto de aquella niña.
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Dos partos, el mismo doctor
La historia da un giro perfecto: está por convertirse en madre y su embarazo lo transitó con el mismo ginecólogo que salvó su vida. "El doctor Ghazoul es una eminencia. No solo por su capacidad profesional, sino por su amor por la vocación y el servicio", destaca.
El doctor Ghazoul, con 70 años y 40 de trayectoria en la medicina, también siente este parto como algo especial. "Es una gratificación enorme atender ahora a Milagros y, sobre todo, ver que no tuvo ninguna secuela", confiesa.
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Junto a sus padres, rumbo a casa. Corría 1997.
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El ginecólogo recuerda a la madre de Milagros con claridad. "Llegó con la membrana rota. Decidimos esperar bajo estrictos controles hasta que, finalmente, nació en la semana 25", relata. El nacimiento de Milagros quedó marcado en su carrera por la incertidumbre y el largo tiempo que la beba debió pasar en Neonatología.
Ahora, el destino lo coloca nuevamente en un momento clave de su vida. Si bien esperaron el parto natural, el pequeño Beltrán se hizo rogar y, finalmente, el médico decidió realizar una cesárea.
Una historia de amor
Para Milagros, cada visita al Hospital Español es un viaje al pasado. "Siempre paso por la capilla. Allí, mis padres pasaron horas rezando, encomendándome a Dios y a la Virgen", cuenta.
Hoy, su historia trasciende. "Mis padres están en el cielo, pero sé que están conmigo. Ellos vivieron conmigo una gran prueba", reflexiona.
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Casada con Agustín Marnetti y profundamente creyente, siente que su embarazo también es una bendición. "Dicen que a las mujeres prematuras les cuesta quedar embarazadas. Pero Dios me regaló esta posibilidad", asegura.
Mientras espera con ansias la llegada de Beltrán, tiene claro su mayor deseo: "Quiero formar una familia con los mismos valores que me transmitieron. Ojalá Dios me dé la gracia de ser una buena mamá".
La gratificación de traer bebés al mundo
El doctor Ghazoul ha dedicado su vida a traer niños al mundo. Con tres generaciones de pacientes atendidas, el trabajo sigue siendo su pasión. "Atiendo entre 15 y 20 pacientes por día y sigue siendo una satisfacción enorme", afirma.
Casado con María de la Rosa, bioquímica y bacterióloga, y padre de Marian (también médica), ve en Milagros un caso especial. "Este es el tipo de historias que te recuerdan por qué elegiste esta profesión", concluye.