Culminó la primera semana de adaptación. El lunes pasado, en Mendoza, al menos 2.550 niños de 2 y 3 años comenzaron su vida escolar en un jardincito de educación de gestión pública.
Culminó la primera semana de adaptación. El lunes pasado, en Mendoza, al menos 2.550 niños de 2 y 3 años comenzaron su vida escolar en un jardincito de educación de gestión pública.
Pueden haber sido más pero eso se sabrá recién el 14 de marzo, cuando la DGE tenga los resultados del relevamiento realizado escuela por escuela y que incluye a los chicos que no fueron inscriptos en noviembre, y se acercaron recién ahora.
Esos miles de pequeños con equipos de gimnasia diminutos fueron repartidos en 172 salitas de 3 años, de las cuales 109 fueron creadas para el ciclo lectivo 2025.
La clave pasa en el por qué de esas aperturas. Marcelo García, director de Educación Inicial, explicó a Diario UNO que la baja de natalidad obligó a la DGE a repensar el sistema: “Tuvimos que unificar salas de 4 y aprovechamos el recurso docente y la infraestructura liberados en las nuevas salitas de 3”.
No solo en los hospitales se advierte con claridad la baja de natalidad. Aquellos niños “de menos” que nacieron hace cuatro años, son ahora niños “de menos” en las aulas.
La baja de natalidad, no solo en Mendoza sino en el mundo, es una tendencia que empezó a reflejarse tímidamente hace dos décadas pero que se aceleró en los últimos años y se mantiene firme. De hecho, en 2024, la nuestra fue la tercera provincia en la que más se redujeron los nacimientos –solo después de Ciudad de Buenos Aires y de Jujuy-.
Si analizamos la cantidad de alumnos en el jardincito, ese descenso se refleja de manera directa.
Solo a modo de ejemplo, Marcelo García informa: “En 2016, teníamos 32.000 chicos en salitas de 4 de gestión pública. Ocho años después, en 2024, tuvimos solo 17.911 y este año arrancaron muchos menos: 14.117”.
Sí, en menos de una década, la matrícula se redujo a más de la mitad en salas de 4.
Cualquiera podría decir que esos chicos migraron a escuelas de gestión privada pero no. Según detalló García, la baja es generalizada. “En privada es menor, pero si en pública es del 12%, en privada es del 6%”, expresó.
Un informe reciente del Observatorio Argentinos por la Educación da cuenta de que en el país, cayó la natalidad el 36% entre 2014 y 2022; y que, por tanto, se espera que en los próximos años ingrese un 31% menos de estudiantes al sistema educativo.
Los números en salas de 5 de escuelas públicas no son diferentes. Según los registros de la DGE, en 2024 hubo 26.700 alumnos, mientras que en el ciclo lectivo 2025, solo habrá 18.000: un impactante 33% menos.
La baja en la matrícula para 4 y 5 obligó a la DGE a unificar salitas y eso liberó no solo espacios sino también docentes.
Ese recurso fue utilizado, primero en las 63 salitas de 3 años creadas el año pasado; y ahora en las 109 que se sumaron. La demanda fue un éxito y de 880 alumnitos que hubo en 2024, se pasó a 2.550 inscriptos para el ciclo lectivo 2025.
“Las salas de 3 están repartidas en los 18 departamentos”. Ahora, los municipios – piezas clave para las inscripciones- pueden dar respuesta a los papás y mamás que lo pedían.
A la DGE le han llegado buenos comentarios de las directoras de Nivel Inicial. En estas dos primeras semanas de clase, los chiquititos se quedan solo 2 horas y 20 minutos. A partir de la tercera semana, suman una hora más.
“Pensé que no se iba a adaptar rápido pero jueves y viernes ya se quedaron dos horas solitos y a las mamás nos hicieron esperar afuera. No lo puedo creer”, me cuenta Angie, mamá que da sus primeros pasos en la comunidad escolar junto a su hijo Erik.
“Tienen gimnasia una vez por semana, cantan muchas canciones, traen un dibujito a casa cada día y el viernes la seño les regaló una golosina a cada uno”, relata descubriendo este mundo nuevo.
Todo aquello, que Angie cuenta como mamá primeriza, Marcelo García lo explica desde la pedagogía, dándole relevancia a la creación de las salas de 3.
Más allá del uso del recurso liberado, la importancia de la aparición de esta nueva etapa pasa por la universalización del desarrollo de los niños, sobretodo en contextos de socio-culturalización baja.
“El aprendizaje empieza desde que se nace. Y mientras antes se pueda llenar de experiencias potentes a los chicos, mejor. Es un derecho para ellos”, dice García, de la DGE.
En el jardín, agrega el especialista, los niños aprenden lo espacial, lo temporal, la importancia de la lectura y… “a sentirse seres valiosos y capaces”.
El desafío para las docentes de salas de 3 pasa porque los niños no pierdan la característica propia de la infancia: el juego. Que sea una transición entre el maternal y la salita de 4, obligatoria.
“En esta etapa, y más teniendo en cuenta el contexto de algunos chicos, es aún más valiosa la presencia amorosa del adulto y el acompañamiento. Menos sillas y mesas y más trabajo en los rincones: motricidad, alfabetización, desarrollo óculo-manual”, dice Marcelo García, con una pasión que logra transmitir de teléfono a teléfono.
“Los chicos no solo aprenden del mundo, sino también de ellos mismos; y pueden ir construyéndose como seres valiosos. La autoestima se construye desde la estima de las primeras etapas. Si son respetados, respetan. Son nodales para lo que viene”, explica sobre la impronta que la DGE busca darles a estas nuevas salitas.
El entusiasmo con el que papás y mamás recibieron la aparición de las salitas de 3 públicas, no asoma muchas veces como una constante en la etapa de educación inicial obligatoria.
En las salas de 4 y 5 años, el desafío es que las familias no dejen de llevar a los nenes al jardín.
“Hemos tenido un porcentaje elevado de ausentismo en Nivel Inicial”, relata Marcelo García. “Faltan porque hace calor o porque hace frío, porque viven en zonas rurales, sus papás están trabajando y deciden no llevarlos”, explica sobre una realidad que se acentuó después de la pandemia.
“La ciudadanía tiene que entender que el jardín es importante porque allí también se genera el desarrollo personal y social en él. No solo se genera aprendizaje, sino que se complementa la crianza”, dicen desde la DGE.
Y además, ese aprendizaje, para que resulte, tiene que tener una sistematicidad. A estas edades especialmente, la repetición de los conceptos es clave para que el chico los incorpore.
En este desafío que afronta la DGE, la otra pieza clave –aparte de la familia- es el docente: desde la escuela buscamos “darle la vuelta” al asunto para que sean los niños los que presionen en casa y les pidan a sus papás no faltar.