La psicología, que siempre estudia las conductas de los seres humanos, ha revelado aquellos hábitos con los que usualmente puedes identificar a alguien que es mentalmente débil. Las mismas pueden verse a través del blog que se muestra en el siguiente link.

Recuerda siempre que la debilidad mental puede ser el resultado de seguir estos comportamientos diariamente. Comprender los siguientes hábitos podría ayudarte a emprender el camino hacia una mayor fortaleza mental:

  1. Procrastinación: no se trata solo de pereza o mala gestión del tiempo. A menudo, es una forma en que las personas con problemas mentales evitan afrontar desafíos o situaciones estresantes.
  2. Exceso de trabajo: miedo al fracaso, miedo al tiempo de inactividad o incluso miedo a afrontar problemas personales.
  3. Evitación de nuevas experiencias: podrías estar limitando la capacidad de tu cerebro para crecer y adaptarse.
  4. Pensar en los errores del pasado: es mejor pasar página para evitar problemas relacionados con la debilidad mental.
  5. Comparación con los demás: puede hacerte sentir inferior e infeliz, e incluso generar resentimiento.
  6. Descuidar el autocuidado: priorizas todo lo demás por encima de tu propio bienestar.
  7. Hacerse la víctima: te encuentras constantemente culpando a factores externos por sus problemas y presentándote como la víctima.
  8. Miedo al fracaso: puede mantenerte estancado en tu zona de confort, con miedo a arriesgarte o probar cosas nuevas.
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Hábitos para desarrollar fortaleza mental

En contrapartida con lo planteado, los hábitos que debes realizar para desarrollar fortaleza mental son los que se muestran a continuación:

  • Practicar la gratitud: Escribir en un diario tres cosas por las que te sientes agradecido puede ayudarte a cambiar tu forma de pensar.
  • Cuidar tu salud física: La salud física y mental están conectadas.
  • Tener una actitud positiva: Trata de tener una perspectiva positiva y enfocarte en el presente.
  • Rodearte de personas de confianza: Las relaciones dan sentido a la vida y son una fuente de recursos emocionales.
  • Priorizar: Romper la inercia y ponerte en movimiento te empodera y te fortalece.
  • Dividir los retos en partes: Dividir los retos en partes o fases te ayuda a enfrentarlos.
  • Establecer límites: Pon límites a las exigencias externas y a las propias.
  • Confiar en tus instintos: Creer en tu capacidad para tomar la decisión correcta.

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