La extensa frontera entre Argentina y Chile no sólo permite el intercambio de recursos y personas a través de los miles de kilómetros de la cordillera de Los Andes, también alimenta el contrabando. Y uno de los elementos prohibidos que más circulan en forman clandestina son tres especies de animales en particular.

El contrabando de fauna silvestre entre Argentina y Chile mueve millones de dólares a nivel global, explota la riqueza natural de la región y pone en peligro a numerosas. La extensa frontera andina facilita el traslado ilícito de animales vivos que son capturados para satisfacer la demanda de coleccionistas, mercados exóticos y, en algunos casos, el uso en rituales o pseudomedicina.

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Muchos animales los cruzan hacia Chile de contrabando. Imagen ilustrativa.

Muchos animales los cruzan hacia Chile de contrabando. Imagen ilustrativa.

Los animales que se contrabandea

Entre las especies de animales más afectadas se encuentra el loro hablador, una de las aves más codiciadas por su capacidad para imitar sonidos y su plumaje colorido. Son extraídos de sus nidos en provincias como Salta o Jujuy, y su tráfico hacia Chile responde a la demanda de mascotas exóticas en mercados ilegales. La captura masiva no solo reduce sus poblaciones, sino que interrumpe su rol ecológico como dispersores de semillas.

Otra especie frecuentemente contrabandeada es la tortuga terrestre, nativa de las zonas áridas de Argentina. Este reptil es vendido como mascota o como objeto decorativo. Su traslado a Chile, a menudo en condiciones deplorables, resulta en altas tasas de mortalidad durante el transporte. La extracción descontrolada amenaza su supervivencia, ya que esta tortuga está protegida por leyes nacionales e internacionales, pero la vigilancia en áreas rurales sigue siendo insuficiente.

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La tortuga, uno de los animales que se contrabandea.

La tortuga, uno de los animales que se contrabandea.

Los pequeños mamíferos también forman parte de este comercio oscuro. El mono caí, presente en el norte argentino, es otra víctima habitual. Estos animales, valorados por su inteligencia y apariencia, son capturados para el mercado de mascotas o para circos ilegales. Su tráfico hacia Chile implica un sufrimiento extremo, ya que son separados de sus grupos familiares y confinados en espacios reducidos, lo que afecta su bienestar y dificulta su reintroducción a la naturaleza si son rescatados.

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