Cómo decidió limpiar vidrios como gesto de solidaridad
“Un día recibí como una misión, y me dije cómo puedo ayudar a esta gente que está en la calle sin invertir dinero, y se me ocurrió hacerlo limpiando vidrios. Dije solo tengo que comprarme el aparatito para limpiar vidrios y listo. Así fue”, afirmó.
Hace un poco más de un año que Gloria le dedica parte de sus tardes a esta actividad. La gente colabora con ella, le ofrecen mucha ayuda, incluso algunos sin que les llegue a limpiar los vidrios del auto. “La gente es maravillosa, son muy solidariay esto me anima a seguir”, contó la mujer que parece ser incansable en su solidaridad.
Su filosofía de vida es ayudar a quien la necesita, sin fijarse qué hacen con el dinero que ella les da.
“Muchos me dicen, no le tenés que dar dinero a esos chicos que se drogan porque no los estás ayudando”, yo les digo lo mismo que Santa Teresa de Calcuta, “yo hago mi parte”.
"No me interesa qué hacen con la ayuda que yo les doy", aseguró Gloria, sino que se concentra en que es el aporte que ella puede dar.
“Si cada uno hace su parte, qué te parece lo que pasaría”, remarcó.
Por el momento, su parte es esta: limpiar vidrios en Guaymallén para ayudar.
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Gloria, una mujer que vivió una vida intensa, libre y solidaria
Gloria es jubilada, pero no se siente una persona mayor que no tiene fuerzas para emprender nuevas actividades. Será porque a lo largo e su vida ha hecho lo que le ha gustado y ha optado por muchos emprendimientos y caminos diferentes.
Hace años atrás fue modelo: su figura esbelta la ayudó a anotarse en una agencia en Córdoba para llevar adelante este trabajo.
Después se dedicó a estudiar, hizo la carrera de Psicología Social y se dedicó a trabajar con chicos con discapacidad. También fue parte de la ex Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia (Dinadyf) de Mendoza.
Gloria se sintió siempre atraída por el trabajo social, pero por voluntad propia no quiso casarse ni tener hijos. Descubrió que su meta en la vida estaba en otro lado. Se hizo caso a sí misma y este fue el camino que emprendió.
"Hice de todo, hasta fui conductora de troles, me encantan los vehículos grandes, pero después lo dejé porque mi padre había fallecido y yo no estaba bien de ánimo", contó.
En un momento abandonó las actividades para cuidar a su mamá que había enfermado y tuvo que hacerlo sola, sin ayuda de su familia. "Estoy muy orgullosa de mí por lo que hice en la vida", señaló.
Hoy, toda esa solidaridad la vuelca en ayudar a los demás desde una tarea que nadie se esperaba que hiciera.
Ponerse del lado de los más pobres compartiendo su trabajo
Para Gloria, limpiar vidrios fue una tarea que se le ocurrió y nunca se planteó si estaba bien o mal vista. Pero sí contó que fue difícil afrontar la mirada social, sobre todo la de sus vecinos.
Tuve varias propuestas de ayuda porque mis vecinos y conocidos creían que yo estaba haciendo esto por necesidad y me decían, no vayas, yo te armo una cajita con mercadería Tuve varias propuestas de ayuda porque mis vecinos y conocidos creían que yo estaba haciendo esto por necesidad y me decían, no vayas, yo te armo una cajita con mercadería
En cambio, explicó que no le pasó lo mismo con los más pobres a los que ella ayuda desde hace mucho tiempo.
"Nunca me vieron rara limpiando vidrios. Lo tomaron como algo natural. Yo limpiaba vidrios como ellos, para ayudarlos y nada más, no se plantearon otra cosa".
Es admirable y sorprendente lo que Gloria hace, porque para llevar adelante esta tarea, se arregla, combina la ropa y hasta los lentes de sol. "Es algo que me quedó de cuando era modelo, yo nunca salgo sin combinar la ropa", manifestó.
Y así, con esa elegancia, todas las tardes se la puede ver limpiando los vidrios de los autos. "Mucha gente hasta se siente culpable por llevar el vidrio limpio y no poder ayudarme. Yo les digo: cero culpa. los que pueden está muy bien, y los que no también".
La fábula del pájaro que apaga el incendio con el pico
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Gloria explicó por qué hace lo que hace a través de una fábula.
“Yo siempre cuento esto: Se incendia un bosque, y un pajarito va hasta un lago y con el piquito, toma agua y la echa sobre el fuego. Entonces, otro pajarito lo ve y le dice ¿Vos crees que con esa gota de agua vas a apagar el incendio?. El pajarito de la historia le responde, “yo hago mi parte” y el otro pajarito tenía que hacer lo mismo, obviamente.
Con este cuento, Gloria resume todo lo que significa para ella su misión: aportar su pequeña gota en el mar, pero lo hace convencida de que es lo que tiene que hacer y con esto, mejorarle la vida a la gente que lo necesita. Una lección de solidaridad.
Cuánto tiempo de su vida le dedica Gloria a ayudar
Cada día, la mujer de 71 años que es jubilada y percibe el haber mínimo, se dedica dos horas o dos horas y media a esta actividad solidaria. “Hay veces que si me doy cuenta que no he hecho lo suficiente, me quedo un rato más.
Después regresa a su casa, porque tiene una perra viejita que la espera y a la que tiene que cuidar.
“La gente es muy generosa y yo se los agradezco todo el tiempo, me dicen cosas maravillosas, y colaboran realmente con lo que hago”.
Para encontrar a esta mujer que se dedica a una tarea solidaria incansable y colaborar con ella, solo hay que dirigirse a la esquina de Yatay y Avellaneda, en Guaymallén, en donde se ubica todos los días de 18 a 20, aproximadamente.