¡Pocos ejercicios son tan completos y beneficiosos como el yoga! Desde el vamos, hablamos de una disciplina que combina lo mejor de la estabilidad y el equilibrio entre el cuerpo y el alma, de la mano de la relajación y la meditación como hilo conductor. A ello se suma, además, que sus posturas aportan grandes beneficios.
La postura de yoga perfecta para marcar abdominales y aliviar la espalda después de los 50
Para las personas que ya pasaron la barrera de los 50 años, existe una postura de yoga que es ideal para mejorar la espalda, en especial para quienes pasan demasiado tiempo sentadas frente a una computadora. Y que, además -e incluyendo de forma cotidiana su práctica- ayuda también a tonificar abdominales y llegar al vientre plano.
La postura perfecta de yoga que mejora tu espalda y marca tus abdominales
Dentro de las posturas de yoga, también llamadas asana, hay una que es perfecta para practicar después de los 50 años. Primero, porque trae beneficios en todo lo que tiene que ver con flexibilidad de espalda, torso y el lograr tonificar tus abdominales y acercarte a la meta ideal del vientre plano. Pero, además, te ayudará también en la digestión y en lo que hace a la claridad mental.
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Estamos hablando de la asana (postura) del sabio Marichi, también llamada Marichyasana. Como cualquier otra asana de yoga, la del sabio Marichi contribuye al equilibrio y los efectos terapéuticos de cuerpo y mente. Y, si la practicas regularmente e incorporas a tu rutina, se suman los otros beneficios posturales y de bienestar.
La clave para lograr estos resultados tiene que ver con que, en el yoga, la Marichyasana se encuentra dentro de lo que se conoce como torsiones de columna. Y trabaja de manera integral el cuerpo, consiguiendo beneficios y resultados que otras posturas no.
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Cómo practicar la postura de yoga Marichi, ideal para espalda y abdominales
- Siéntate en el piso y mantén las piernas estiradas hacia el frente. Coloca la columna erguida y apoya las manos en el suelo, al costado.
- Flexiona la rodilla derecha y mantén el pie derecho apoyado plano sobre el piso.
- Siempre mantén tu pierna izquierda extendida, con el pie flexionado.
- Inhala y estira tu columna, alzando la coronilla hacia el techo o el cielo.
- Exhala y gira tu torso hacia la derecha, llevando tu brazo izquierdo que rodee la parte exterior de la rodilla derecha.
- Mantén la columna estirada no curves tu espalda. Mantén esta postura entre 5 y 10 ciclos de respiración.
- Fija tu mirada por encima de tu hombro derecho para mantener la torsión.
- Para dejar la postura, relaja poco a poco el torso mientras vas inhalando.
- Extiende tu pierna derecha hacia atrás.
- Repite todo el ciclo, aunque para el lado opuesto.