Entre las plantas que destacan por su color se encuentra la hiedra roja, conocida científicamente como hemigraphis alternata. Originaria de Asia, esta especie se caracteriza por tener hojas de un intenso color púrpura que, al recibir la luz adecuada, reflejan tonos metálicos que parecen cambiar con la perspectiva. Sus hojas, tienen forma de trompeta y bordes ligeramente ondulados, que le otorgan un aspecto elegante y exótico.
Las flores de la hiedra roja son pequeñas, de color blanco y en forma de campana. Los racimos florecen en verano, pero no llaman la atención porque apenas se notan. Se puede decir que son flores insignificantes.
Según el sitio web del Missouri Botanical Garden, cuidar esta planta es más sencillo de lo que parece. Prefiere la luz indirecta y los ambientes húmedos, por lo que es perfecta para interiores bien iluminados o un jardín con sombra parcial. El riego debe ser moderado, es importante mantener el sustrato ligeramente húmedo, pero sin encharcamientos. Además, está a gusto con un suelo bien drenado y rico en materia orgánica.
Es una planta perenne tropical que normalmente crece y se extiende indefinidamente a lo largo del suelo enraizando en los nudos del tallo a medida que avanza. Se valora principalmente como cubierta vegetal por su follaje colorido. Generalmente, la hiedra roja necesita una temperatura entre los 12° C y los 20 °C. Sin embargo, es resistente al frío intenso de los inviernos.
Cabe destacar que esta planta no solo es apreciada por su atractivo visual y sus hojas púrpura, sino también por sus propiedades purificadoras del aire, que la convierten en una compañera ideal para mejorar el ambiente en el hogar.