Como no puede ser de otra manera, esta opción no era algo viable, ya que en Italia no existe una legislación en la que la herencia de una persona fallecida pueda ser entregada a mascotas. Así las cosas, Assunta tuvo que poner a Stefania, la enfermera que la había acompañado en sus últimos años y que también compartía su amor por los gatos como principal beneficiaria.
En el año 2011, a los 94 años de edad, Maria Assunta terminó falleciendo, y comenzó un proceso legal que concluyó con la administración de su patrimonio por parte de Stefania. La herencia era de nada menos que 13 millones de dólares y venía incluida con propiedades en Roma, Milán y Calabria.
Una historia de interés general y controversia
De acuerdo con ABC News, actualmente, el millonario gato Tomassino vive junto a Stefania en un lugar no revelado para proteger su seguridad ante posibles amenazas o intentos de fraude, en una historia de interés general que se publicó en los medios de comunicación de todo el mundo.
El fenómeno de las mascotas millonarias genera diversas reflexiones y discusiones, tanto en términos legales como éticos. En este caso en particular, muchas personas cuestionaron la decisión de la italiana, sugiriendo que lo mejor habría sido donar toda la fortuna a causas benéficas.