Sus padres, trabajadores rurales y evangélicos, jamás habían armado un arbolito en casa. Sin embargo, cuando la “seño” le llevó uno, entre las clásicas donaciones, Denis saltó de alegría.
El árbol, aún sin adornos, la sorprendió tanto que pasó la mañana contemplándolo, como si fuera la mejor ofrenda del mundo. Con esfuerzo, colocó unas luces que la docente también le había entregado. Al llegar su mamá después de una larga jornada en la finca, Denis le pidió: “Quiero una foto”.
María Laura es una docente de alma, con pura vocación. Su hermana Valeria, quien también es maestra en la escuela 1-667 Tierra de Huarpes, en Buena Nueva, Guaymallén, cobró notoriedad durante la pandemia, cuando donó un par de zapatillas a un alumno, quien, a su vez, las entregó a su madre para que pudiera salir a trabajar.
Las hermanas Juri, siempre dispuestas a ayudar, viven de colecta en colecta, atentas a las necesidades de sus estudiantes, a quienes consideran como propios hijos.
Una Navidad diferente
Poco antes de Navidad, Valeria había reunido objetos para las familias de sus alumnos y, entre ellos, había un pequeño árbol. Le entregó todo a su hermana, quien pensó inmediatamente en Denis. “Es una niña muy especial, alegre y curiosa. Nunca falta a clases, salvo cuando la lluvia convierte el camino en barro. Se merecía esa felicidad”, contó María Laura a Diario UNO.
Aunque la familia de Denis, por sus creencias religiosas, no suele celebrar la Navidad, aceptaron con alegría que la niña tuviera su arbolito. “Nunca pensamos que se iba a emocionar tanto”, compartió Sandra, su mamá.
“Desde que vamos a la Iglesia Evangélica, ya no celebramos la Navidad, nunca tuvimos un árbol. Pero ella es la más chiquita de la familia, y se lo merecía, por eso lo armó”, agregó.
A pesar de no practicar la festividad, Sandra no pudo ocultar su felicidad por el gesto de la maestra, quien durante todo el año estuvo al tanto de las necesidades de sus “chiquitos”, como ella los llama. María Laura lleva 32 años en el mismo establecimiento.
“Una señora solidaria de Godoy Cruz le dio el árbol a mi hermana Valeria, sin imaginar la alegría que generaríamos en una niña con tan poco”, reflexionó María Laura, con la emoción de quien sabe que un pequeño gesto puede cambiar un día.
“Denis nunca había tenido un árbol, y al enterarme de eso, se me llenó el corazón de ternura. Encontré a la persona indicada para dárselo, y será, seguramente, una Navidad distinta para ella”, dijo la maestra.
Valeria destacó el trabajo de su hermana: “Pronto se jubila, y me encanta que el mundo entero conozca su labor tan noble y silenciosa”.