Vaticano

La advertencia del Papa Francisco que incomoda a a los fieles y sacude al mundo

El Papa Francisco revela y reflexiona sobre uno de los pecados que consume al mundo, dando a conocer sus consecuencias y la necesidad de alejarse de él

Por UNO

El Papa Francisco reflexionó sobre la gula durante la Audiencia General, destacando que este vicio, además de afectar al individuo, tiene graves implicaciones para el mundo tanto sociales y como ambientales. En su catequesis, subrayó que Jesús valoraba la comida y las reuniones sociales, pero advertía sobre la importancia de mantener una relación equilibrada con los alimentos.

El papa Francisco señaló que una relación desordenada con la comida puede reflejar desequilibrios internos, tanto psicológicos como espirituales. Trastornos que afectan al mundo como la anorexia, bulimia y obesidad están vinculados a una desconexión emocional que debe ser tratada con cuidado. Además, recordó que la gula no solo es un problema personal, sino un reflejo de nuestra sociedad consumista, donde se prioriza el exceso y la acumulación en lugar del cuidado y la sostenibilidad.

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La advertencia del Papa Francisco que incomoda a a los fieles y sacude al mundo

El Papa Francisco advirtió que esta “locura del vientre”, como la llamaban los antiguos Padres, está dañando el planeta. “Nos hemos convertido en depredadores, olvidando que la Tierra nos fue dada para custodiarla, no para explotarla”, afirmó. Este comportamiento voraz compromete el futuro del medio ambiente y de las generaciones venideras.

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Finalmente, animó a los fieles a pedir al Señor que los guíe hacia la sobriedad y el equilibrio, tanto en la esfera personal como social. El Papa Francisco concluyó con un llamado a reflexionar sobre cómo nuestras acciones impactan a los demás y al mundo que compartimos, invitando a adoptar un estilo de vida más consciente y solidario.

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Oración para la liberación de la gula

Padre en esta hora y por propia voluntad me entrego a Ti, ofrezco a ti mi cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Ti.

Clamo y suplico por sanidad de la obesidad, porque para Ti, nada hay imposible.

Clamo que sanes en mi todo trastorno endocrino y metabólico, en el poderoso nombre de Jesús, recibo, acepto y confieso esa sanidad ahora.

Declaro que mi metabolismo sana y se vuelve a la normalidad y que mis glándulas endocrinas funcionan normalmente ahora, en el nombre de Jesús.

Padre Santo: saca también de mi mente todo apetito excesivo, y toda ansiedad, compulsión y fijación de mi mente en la comida.

Someto y llevo cautivo todo pensamiento lujurioso, todo desenfreno, toda adicción, toda compulsión por la comida, los llevo ahora a la presencia de Cristo Jesús.

Ven ahora Espíritu Santo de Dios y llena toda mi casa interior y no permitas habitar allí nada que no sea bueno para mi cuerpo. Tómame y satúrame por completo, suplico que permanezcas en mí. Satura mi mente y desaloja a la gula y a la lujuria por comer.

Suplico que no permitas que yo me aleje de Ti. Enséñame, ayúdame y sáname.