"Las mediciones astronómicas eran fundamentales para los incas, ya que les permitían calcular el tiempo y ajustar sus calendarios agrícolas y rituales", explicó Víctor Durán, investigador del CONICET en el Laboratorio de Paleoecología Humana (LPEH), dependiente del Instituto Interdisciplinario de Ciencias Básicas (ICB), CONICET-UNCuyo.
El volcán que fue referencia para los incas
El sitio, denominado LD-30, fue medido en una expedición arqueológica realizada en enero. Durán indicó que mientras el sitio LD-26 había sido construido para marcar el solsticio, LD-30 se utilizaba para registrar el equinoccio.
"Ahora necesitábamos confirmarlo con fotografías que evidenciaran el uso de esta estructura para marcar el equinoccio", detalló Durán. Agregó que el emplazamiento está próximo a la casa de los guardaparques y se proyecta la construcción de un centro de interpretación en 2026, para que los visitantes comprendan la relevancia de estos vestigios incas y la importancia sagrada de la Caldera del Diamante.
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Uno de los miembros del equipo tomando imágenes en cercanías del volcán Maipo.
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Este descubrimiento reafirma el inmenso valor patrimonial del Área Natural Protegida. "En los últimos cuatro años, hemos identificado alrededor de 40 sitios arqueológicos en la Laguna del Diamante con estructuras pircadas, lo que evidencia la relevancia que los incas dieron a esta región, que marcaba el límite sur de su expansión", subrayó Durán.
Parte de estos hallazgos ha sido aceptada recientemente para publicación en una prestigiosa revista científica internacional. Los estudios sugieren que los incas erigieron en este sitio un paisaje sagrado, donde la veneración al volcán Maipo y la Laguna del Diamante jugaban un rol central.
"El impacto científico de este hallazgo inca es significativo"
"El impacto científico de nuestro proyecto es significativo y refuerza el valor del Área Protegida como patrimonio histórico", aseguró Durán.
El equipo de investigación está compuesto por la doctora María Sol Zárate (LPEH), Sixto Giménez y Gustavo Corrado (Universidad Nacional de La Plata), además de Joaquín Rodríguez Richard, Darío Trillas y Emiliano Castillo (Paleoecología Humana) y los guardaparques de la Dirección de Áreas Protegidas del Gobierno de Mendoza y del Área Natural Protegida Laguna del Diamante. Entre ellos, Mario Cataldo, Iván Fornés, Santiago Orellano, Alejandro Guajardo, Fernanda Bustos, Emanuel Rodríguez, Iván Seña Jimena Martínez y Héctor Olivares.
La zona conocida como LD-26, que marca el Solsticio.jpg
La zona conocida como LD 26, que marca el solsticio.
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El proyecto, que se desarrolla en conjunto entre el Laboratorio de Paleoecología Humana y la Dirección de Áreas Protegidas, cuenta con el aval del programa SIIP de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo) y el CONICET, con financiamiento de la Fundación Williams y la Estancia El Sosneado de SOMINAR S.A.
"Nuestro trabajo confirma que hace 500 años los incas ocuparon la cuenca alta de los ríos Diamante y Maipo, en Argentina y Chile, marcando aquí el límite meridional de su imperio, el Tawantinsuyu", aseguró Durán.
Para los incas el volcán Maipo era un Dios
Los incas consideraban al volcán Maipo un Dios, un "apu", y a la Laguna del Diamante como un posible lugar de origen de humanos y animales, una "pacarina". "Seguramente le pedían al apu que les proveyera agua, esencial para la vida y la agricultura. Se cree que realizaban peregrinaciones desde la actual Santiago de Chile, donde tenían su centro administrativo regional más importante", detalló el investigador.
Se han identificado sitios en la Laguna del Diamante donde los incas realizaban rituales y observaciones astronómicas vinculadas al movimiento aparente del sol. En años anteriores, se llevaron a cabo estudios arqueológicos y arqueoastronómicos en el sitio LD-26, que marcaba la puesta del sol durante el solsticio de verano (21 de diciembre).
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La línea recta de piedras en dirección al volcán construida por el imperio inca.
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A partir del último jueves, nuevas evidencias refuerzan los hallazgos de 2024, cuando los especialistas identificaron estructuras arquitectónicas que indicarían la existencia de un antiguo paisaje sagrado.
Lo revolucionario de este descubrimiento radica en que, por un lado, prueba que los incas construyeron hace cinco siglos un entorno ceremonial compuesto por más de cuarenta estructuras, rodeando el volcán Maipo y la Laguna del Diamante. Y por otro, ratifica lo establecido en 1999 por el científico Alejandro García, en el sentido de que el imperio incaico se extendió hasta el río Diamante.