Análisis y opinión

El camino hacia una virtualidad humanizada

¿Celulares en las aulas? Más allá del debate entre prohibir o permitir, la clave está en cómo integrarlos al aprendizaje

Uno de los grandes desafíos para la educación hoy es cómo repensamos la didáctica incorporando la tecnología como herramienta pedagógica. Más específicamente con el uso de celulares en las escuelas/aulas de nivel primario y secundario en la provincia de Mendoza. En este sentido, algunas palabras que se escuchan son “prohibición”, “lo correcto”, “a favor”, “en contra”, “lo bueno”, “lo malo” ¿Será que podemos ir más allá de estas palabras y hacer una pausa para reflexionar por ejemplo sobre qué pasa con la atención y la conexión emocional en relación al uso de los celulares en las aulas?

¿Será que el celular sólo hace que el estudiante se desconecte del mundo real y se zambulla en el mundo virtual, perdiendo la atención y conexión con quienes comparte el aula día a día? ¿O es que existen otras posibilidades? ¿Es que podemos encontrar un sentido para su uso y un equilibrio de tiempos de uso? ¿Será que podemos habilitar nuevos aprendizajes como la capacidad de selección de información, aprender a pensar, relacionar y reflexionar a partir de todo el bagaje que nos pone a disposición la búsqueda de contenidos mediante la tecnología?

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La intencionalidad es el motor del aprendizaje ¿Cómo entra la tecnología en esa lógica? Imagen ilustrativa.

La intencionalidad es el motor del aprendizaje ¿Cómo entra la tecnología en esa lógica? Imagen ilustrativa.

En nuestra experiencia del Postítulo Docente en Educación Humanizadora hablamos de Aprendizaje Intencional, atmósferas emotivas y construcción colectiva del conocimiento, pues todo proceso de enseñanza y aprendizaje requiere de generar las condiciones propicias para el desarrollo íntegro de la persona. Desde esta perspectiva, considero que el tema no es tanto si se incorpora o no el celular a las aulas, sino cómo nos preparamos, la comunidad educativa en su conjunto: estudiantes, docentes, directivos, supervisores, familias para darle un sentido constructivo como herramienta pedagógica a este dispositivo que ya forma parte inseparable de nuestras vidas, prácticamente desde niños.

El concepto de aprendizaje intencional está basado en una concepción psicológica que considera a la conciencia humana no pasiva, ni simplemente reactiva; sino activa, creativa, capaz de discernir, elegir y elaborar nuevas respuestas a la situación presente, conjugando experiencia anterior e intención a futuro. Desde nuestra perspectiva se otorga gran relevancia al concepto de intencionalidad, un elemento clave en la construcción interna que implica el conocimiento de nuevos saberes y aprendizajes, basado en el hecho de que nuestra conciencia curiosa siempre está buscando ir más allá, buscando desplegarse, desenvolverse con libertad.

Es la intencionalidad el motor de todo aprendizaje. Cuando hay interés, hay intencionalidad en acción. Para esto, es fundamental la atmósfera emotiva porque el tipo de emoción que predomine en las situaciones de aprendizaje implicará un registro emocional y una grabación en la memoria de las personas que tendrá consecuencias en los momentos posteriores del proceso educativo. Lo que llamamos “huellas”. Es decir, se va cultivando algo esencial: la buena memoria y las emociones positivas. Se va filiando un particular estilo, un modo de vida y vamos teniendo la sospecha de que entonces no da lo mismo un tipo de atmósfera que otra, que no es indiferente lo que hago hacia otras/os y el modo en que se van construyendo los vínculos humanos.

Y por último, la construcción colectiva del conocimiento, porque estudiante y docente se van formando y aprendiendo juntos en cada experiencia. Desde esta perspectiva y para el caso que nos ocupa, se podrían proponer momentos pedagógicos específicos dentro de la planificación semanal del aula para el uso del celular en función del aprendizaje colectivo y la COCREACION de materiales.

Estamos hablando de una virtualidad humanizada. Organizando en el aula pequeños grupos que se planteen un propósito, un tema a desarrollar que requiera investigar utilizando el celular como herramienta pedagógica, para conseguir la información necesaria, procesarla entre los/as integrantes del grupo y luego presentarla al conjunto del curso para compartir lo investigado sobre la temática elegida.

La idea es que esta herramienta, el celular, que forma parte de la vida de las personas, se utilice en una dirección humanizadora; por ejemplo, habilitando en docentes y estudiantes el aprender a seleccionar información (de todo el bagaje que se presenta en la nube), aprender a relacionar y reflexionar sobre la información seleccionada y aprender a construir colectivamente teniendo en cuenta la importancia de la mirada y la experiencia que aporta cada integrante del grupo.

Para que suceda esto se requiere de una atención distensa y conexión emocional positiva entre quienes forman parte de dicho proceso, para que se expresen el diálogo, el intercambio, la participación activa, la escucha atenta. El estar aquí y ahora junto a pares eligiendo y decidiendo. Entonces estamos hablando de capacidades y vínculos que se van construyendo y reconfigurando, al tiempo que se integra la tecnología en el proceso.

Considero que la clave está en el sentido que le demos al celular en los ámbitos educativos: si es en dirección hacia la construcción, lo colectivo, el ampliar conocimientos, el aprender sin límites, o si es hacia el individualismo, la competencia y los resultados. Es un proceso donde nos vamos encontrando con oportunidades, dificultades, tensiones y aprendizajes, no es de un día para otro… es explorar nuevas posibilidades, animarnos al desafío de cocrear desde nuevas perspectivas; es saber que del error también se aprende, pues forma parte del camino. Como dice una querida colega “Abracemos el movimiento”.

En síntesis, invito a la reflexión acerca de cuándo (momentos pedagógicos específicos), para qué y cómo vamos a usar el celular en el aula.

Necesitamos explorar y definir estrategias claras y colectivas, construyendo acuerdos no sólo entre estudiantes y docentes dentro del aula, sino también incluyendo a directivos, supervisores, junto con la DES y las familias.