De hecho, los hombres de aquella época podían llegar a consumir hasta 6.000 calorías diarias. Según el Manual MSD, ellos deben consumir al día entre 2.200 y 2.600 calorías; las mujeres, entre 1.600 y 2.000, aunque depende del estilo de vida que se lleve.
Estos alimentos se preparaban en forma de gachas espesas o panes sencillos, acompañados ocasionalmente por frutas frescas o secas, como higos, y vegetales de temporada. Las grasas saludables provenían de pequeños aportes de aceite de oliva.
¿Por qué evitaban la carne?
Fuertes y sanos que alimentos consumian los gladiadores romanos en su dieta (2).jpg
La carne y el pescado no eran alimentos habituales en su dieta, principalmente debido a razones económicas. Mantener a grupos numerosos de gladiadores con alimentos de origen animal habría sido costoso y poco práctico. Sin embargo, también había razones funcionales: los alimentos ricos en proteínas animales suelen ser más pesados y tardan más en digerirse, lo que podría haber afectado su rendimiento.
En su lugar, las proteínas necesarias para el desarrollo muscular provenían de las legumbres, un alimento versátil y accesible que combinaba bien con los cereales. El alto consumo de carbohidratos no solo les proporcionaba energía, sino que también ayudaba a formar una capa de grasa subcutánea. Esta capa era beneficiosa, ya que amortiguaba los impactos y reducía el daño de cortes superficiales durante los combates.
La dieta de los gladiadores, aunque rudimentaria, era un modelo de nutrición funcional. Se enfocaba en alimentos integrales, vegetales y sostenibles, optimizados para las necesidades físicas específicas de los luchadores. Por eso, es un buen modelo a seguir si queremos estar fuertes, sanos y versátiles.