La muerte del Papa

Francisco, el papa argentino que llegó al Vaticano con lo puesto para quedar en la historia

El anuncio de que Bergoglio se convertía en el papa Francisco retumbó como un gol de Messi o de Maradona en 2013. Este lunes, la noticia de su muerte fue tan impactante como sorpresiva

Hace poco más de 13 años, la noticia de que el obispo argentino Jorge Mario Bergoglio era elegido como el papa Franciscoretumbó en la redacción multimedia del Grupo América como un gol de Maradona o de Messi.

Verlo, poco después, asomarse al balcón de la plaza de San Pedro, fue un hecho histórico y pleno de argentinidad. Parecía un tramo tomado de una película de ficción. Inimaginable, impensado.

Después, supimos que Bergoglio había llegado con lo puesto al cónclave vaticano para suceder a Benedicto XVI: una maleta y zapatos gastados, los mismos que utilizaba para palpitar las calles de Buenos Aires, en su misión eclesiástica como obispo.

"Antes de irse me avisó que estaría fuera del país durante unos días, para que no le llevara el diario", evocó el repartidor que cada madrugada le dejaba los ejemplares de los diarios porteños que Bergoglio pispeaba nomás levantarse.

Cuenta la historia que Bergoglio viajó a Roma con escasas expectativas de convertirse en Papa porque todas esas chances las había tenido en 2005 cuando él mismo declinó convertirse en el sucesor del Papa polaco Juan Pablo II.

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El papa Francisco y su antecesor, Benedicto XVI.

El papa Francisco y su antecesor, Benedicto XVI.

Tras la euforia iniciática mundial, la pregunta que durante 13 años retumbó en Argentina, especialmente durante los primeros años de pontificado: ¿Cuándo vendrá a su país natal? El propio Francisco se encargó de gambetear la tan esperada respuesta certera una y otra vez, cual futbolero que era, sanlorencista para más datos. La visita que no fue.

Este lunes, bien de madrugada, el anuncio de la muerte del papa Francisco retumbó en todo el planeta, casi con la misma potencia que la noticia de su elección.

El papa Francisco pasó a la historia. Con luces y sombras. Con una veta políticamente peronista que jamás disimuló.

Con anuncios de cambios, algunos de los cuales sucedieron y otros no.

Con discursos sobre la agenda del mundo y condenando la pedofilia dentro de la Iglesia, aunque ese flagelo siguió y sigue golpeando cada tanto.

Su salud, tan frágil desde siempre, preocupó al mundo hace casi 2 meses con una larga internación en el Gemelli. Y otra vez los periodistas estuvimos atentos. Sabíamos que podía morir: de hecho, sus médicos confesaron que estuvieron a punto de "dejarlo ir".

Sorprendió con su reaparición y sus últimos días de gestión.

Se fue con elegancia, cumpliendo su misión hasta el último minuto en la celebración por Pascua.

Quedó en la historia el papa Francisco. O Jorge Mario Bergoglio, el papa argentino.

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