Aunque hoy trabaja solo y de forma independiente, recuerda una anécdota "tragicómica" que vivió junto a un compañero tiempo atrás. “Es una historia que hoy nos hace reír, pero que pudo haber sido grave”, advierte.
Aires acondicionados: una caída desde el quinto piso
Todo ocurrió cuando un tubo de nitrógeno de seis metros cúbicos se les cayó desde un quinto piso, impactando en el patio de un comercio. Rubén y su compañero se miraron “aterrorizados”: jamás les había sucedido algo así.
¿Había alguien abajo? Por suerte no. Sin embargo, lo que más gracia le causó fue la reacción de su compañero, quien bajó corriendo a buscar el tubo “como si fuera una pelota caída en el patio del vecino”.
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Rubén Robledo hace mantenimiento de equipos de aire desde hace 9 años.
Gentileza
“Obviamente no se lo dieron. Llamaron a los bomberos y a Defensa Civil por el riesgo de que explotara. Eso hubiese dejado de ser gracioso. Hoy lo recuerdo como un episodio peligroso, pero a la vez nos sigue causando risa ¡Creyó que el tubo era una pelota!”, repite Rubén entre carcajadas.
Otro episodio ocurrió recientemente en un barrio privado. “Subía y bajaba del techo por el comedor, y en una de esas, cuando quise volver a entrar, me llevé por delante la puerta-ventana de aluminio. El vidrio estaba impecable y no lo vi. Me di un golpazo terrible. El dolor fue tremendo, pero nos reímos y agradecimos que el vidrio no se rompió”, recuerda.
Más allá de las anécdotas, Rubén valora la confianza de sus clientes. “Es muy gratificante cuando me llaman año tras año”, destaca.
"En invierno está todo muerto"
Jorge Urbina lleva el mismo tiempo que Robledo trabajando fuerte en plena temporada y acostumbrado al sol abrasante de Mendoza.
Según dijo, las mujeres son mucho más detallistas por estar pendientes de la casa. Y agregó: “En dos oportunidades pasamos momentos difíciles pero afortunadamente sin consecuencias. Un compañero se electrocutó y cayó al jardín. Otro se desplomó cuando la escalera de madera se quebró. Se fue al piso con aire y todo”, recuerda.
Los clientes no tienen jamás la previsión de llamar a los técnicos durante el invierno, que sería ideal. “Todos aparecen a partir de noviembre. El resto del año el trabajo de los aires está muerto, excepto en las obras de construcción donde hay que colocarlos”, sintetiza.
“Nos han dicho que no pueden respirar”
Para Fernando Grzona, que hace mantenimiento general de electrodomésticos, los clientes se acuerdan de reparar los equipos solo cuando el verano “pica”. “Nos llenamos de trabajo y la gente no es paciente”, dice.
Aunque Fernando, que trabaja con su padre, da los turnos de refrigeración de un día para otro, están saturados. “Y los audios son terribles, incluso hay clientes que nos dicen que no pueden respirar”, cuenta.
También dijo que, con la inflación reinante, los precios varían del invierno al verano. “Varía el precio del material, que en verano aumenta mucho. Por eso recomiendo hacer el mantenimiento antes de la vorágine, máximo en septiembre”.
La importancia de aprender a limpiar los equipos
Según dijo, existe una práctica simple que deberían hacer las mismas familias: la limpieza de los filtros.
“Depende de la zona, hay que limpiarlos cada dos meses. Lo ideal sería que el cliente sepa hacerlo y no llamar al técnico para algo tan simple que se termina cobrando por la visita”, apunta.