Servicio Penitenciario

En las cárceles de Mendoza hay ocho personas trans: la ley prohíbe el traslado por cambio de género

En las cárceles provinciales hay dos mujeres trans, un no binario y cinco hombres trans. Son asignados en cada unidad penitenciaria por su sexo al nacer

En las cárceles de Mendoza hay ocho personas privadas de la libertad que han decidido cambiar de género desde la sanción de la Ley de Identidad de Género en 2012. De ellas, dos son hombres biológicos que se identifican como mujeres, un individuo no binario -quien no se siente ni varón ni mujer- y cinco hombres trans -nacieron como mujeres-.

La ley que permite el cambio de género volvió a estar en el centro de la agenda política por la bandera de la "batalla cultural" que el presidente Javier Milei enarbola como una de sus principales luchas, en Argentina y ante el mundo. El libertario, en su discurso en la Entrega de Sables, anunció que eliminará la posibilidad del traslado de presos de un penal a otro por razones de cambio de género.

Las declaraciones del libertario se dan en el contexto de la solicitud del sanguinario narco Guillermo Canteros, líder de la organización criminal "Los Monos", quien ha afirmado identificarse como mujer para que lo trasladen a una cárcel con condiciones más laxas y que le permita tener visitas de sus "novios", para continuar el manejo del narcotráfico en Rosario.

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Javier Milei, ante el pedido de cambio de género por parte del jefe de la banda narco Los Monos:

Javier Milei, ante el pedido de cambio de género por parte del jefe de la banda narco Los Monos: "Prohibiremos que los delincuentes puedan cambiar de cárcel por la ley de género".

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El diputado mendocino Álvaro Martínez (LLA) presentó un proyecto en este sentido, que busca prohibir el cambio de género para personas condenadas o involucradas en causas judiciales. El objetivo es evitar que estos individuos obtengan beneficios procesales aprovechando su autopercibida identidad de género, ya que, como establece la Ley de Identidad de Género, basta con informar al Estado sobre una identificación distinta para poder modificar el registro en documentos públicos.

En Mendoza el cambio de género no implica el traslado de un reo a otra cárcel

A diferencia de varias provincias del país, en Mendoza un preso no podría considerar siquiera la opción que plantea Canteros. Desde la implementación de la ley de cambio de género, el Servicio Penitenciario de Mendoza determinó que la asignación a una cárcel de hombres o mujeres, dependerá exclusivamente del sexo de la persona al nacer.

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Los reos en las cárceles provinciales son divididos de acuerdo al sexo al momento de nacer.

Los reos en las cárceles provinciales son divididos de acuerdo al sexo al momento de nacer.

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Es decir, quien nace biológicamente varón se aloja en una cárcel destinada a varones, independientemente que su identidad de género autopercibida sea femenina o no binaria, pero su alojamiento, será dentro de dicho establecimiento penal en un sector, comúnmente denominado pabellón rosa, diferenciados para el resguardo personal, con las garantías y derechos de cualquier otra persona privada de libertad.

Con respecto a este último punto existe un estudio realizado por nueve organizaciones de defensa de los derechos humanos en Latinoamérica, entre ellas, la Procuración Penitenciaria de la Nación, que estableció que las mujeres trans son más propensas a sufrir abusos y violencia tras las rejas que otras poblaciones. "Las mujeres trans presentan desafíos relacionados con el alojamiento, su identificación, las requisas, el acceso a servicios médicos, la privacidad, las visitas conyugales, entre otros”, continuó.

El procedimiento para cambiar de género intramuros, según explicaron desde el Servicio Penitenciario, comienza con un pedido a las autoridades y a partir de ese momento trabaja la Unidad de Mujeres y Disidencias con una serie de entrevistas.

Diana y Pamela las primeras dos mujeres trans presas que cambiaron su género en la cárcel

Pamela Janett y Diana Karol fueron las dos primeras mujeres trans en cambiar su género en una cárcel de Mendoza en el 2012. Pamela cayó tras las rejas por robo, mientras que Diana ultimó a su pareja en Tunuyán.

Desde un primer momento ambas compartieron un pabellón preparado para las "personas que tienen derecho a la diversidad y a vivir tranquilas por su elección". Sin embargo, pudieron reafirmar su identidad de género recién en septiembre de 2012, cuatro meses después de la implementación de la Ley de Identidad de Género.

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Diana, presa por homicidio, fue la primera mujer trans en casarse dentro de la cárcel con su pareja.

Diana, presa por homicidio, fue la primera mujer trans en casarse dentro de la cárcel con su pareja.

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Janett, además, quedará en los libros de historia no solo por ser la primera presa en cambiarse de género en Argentina, sino también por ser pionera en contraer matrimonio igualitario en la cárcel tras la sanción de la ley de matrimonio igualitario en 2010. En agosto de ese año, se comprometió con Osvaldo Torres, un interno que conoció en los años 90 cuando trabajaba en la cocina de la Cárcel Boulogne Sur Mer.

Pero el matrimonio fue en libertad para Diana; ella ya había salido en 2007, luego de pagar una condena por homicidio, en su tercera vez que pisaba un penal. Sin embargo, el servicio penitenciario permitió que la boda se diera en el complejo Almafuerte, donde había sido trasladado Osvaldo tiempo antes.

Allí dieron el sí ante la fiscal Antonia Pinelli, para quien también fue su primera unión igualitaria.

La feliz pareja tuvo su luna de miel durante algunas horas en una habitación del penal.

El caso de una condenada que cambio de género para evitar la cárcel

Gabriel Fernández, así fue registrado al ingresar a una cárcel de Córdoba, enfrentó acusaciones de violencia de género por parte de varias parejas. A la hora de evitar ser imputado por violencia de género, explicó a la Justicia Civil que se autopercibía mujer.

Según explicó Infobae, la ahora mujer transgénero fue reconocida como tal, fue imputada y enviada a una cárcel de mujeres, donde violó a una interna que quedó embarazada.

"Nos encontramos ante un supuesto contrario al previsto, es decir, la imputada, quien se autopercibe mujer y perteneciente al grupo LGBTI, es la que convierte en víctimas o presas de sus necesidades o gustos a sus compañeras, aprovechando, claro está, que se encuentra alojada en un establecimiento que no estaría preparado para esos casos de excepción, al menos por el momento”.

Esa declaración la dieron los jueces de la Cámara de Acusación de Córdoba, quienes finalmente ordenaron trasladar a Gabriela Fernández a una cárcel donde no esté en contacto ni con hombres ni mujeres.