Justamente, el individuo protagonista de este descubrimiento perteneció a la cultura Yayoi, civilización que habitó Japón entre el 900 a.C. y el 300 d.C. Su llegada posibilitó trabajos como la agricultura del arroz, el trabajo metal y nuevos modelos de organización social.
Mediante técnicas avanzadas de secuenciación de ADN, los científicos lograron comparar el genoma de este individuo con el de poblaciones antiguas y modernas de Japón, Corea y otras regiones de Asia.
Los resultados del descubrimiento demostraron que el ADN del individuo Yayoi analizado contenía una combinación de genes Jomon y toraijin, lo que respalda la teoría del especialista.
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Este hallazgo genético no solamente confirma la fusión entre dos grupos, sino que también aporta a los científicos una visión más clara sobre la formación de identidad de las personas en Japón.
El yacimiento que aportó más de 300 esqueletos a los científicos
En el estudio, los científicos destacan al yacimiento de Doigahama como un lugar de alto valor, ya que ha proporcionado más de 300 esqueletos bien conservados.
Estos son los que han permitido a los investigadores reconstruir con precisión la genética y el estilo de vida de esta civilización, para así alcanzar el descubrimiento mencionado.