Un pueblo con historia
El Hyde Hall Covered Bridge se alza como testimonio del ingenio arquitectónico del siglo XIX. Construido en 1825, este puente cubierto es el más antiguo de Nueva York y uno de los más antiguos de Estados Unidos que permanece en su ubicación original.
Su estructura de madera, que se extiende sobre las aguas del Shadow Brook, resistió el paso del tiempo gracias a su techo característico, diseñado para proteger la estructura de las inclemencias del clima. Los visitantes pueden caminar por sus tablas de madera y admirar la técnica de construcción que permitió que esta obra de ingeniería sobreviviera casi 200 años.
Un legado deportivo único
El Salón de la Fama del Béisbol se estableció en Cooperstown en 1939, transformando para siempre el destino de este pueblo. La leyenda cuenta que Abner Doubleday inventó el béisbol aquí en 1839, aunque los historiadores debaten esta versión. El museo alberga una impresionante colección de memorabilia, incluyendo uniformes, bates y pelotas que pertenecieron a las más grandes estrellas del deporte.
Los visitantes recorren sus pasillos mientras reviven momentos históricos del juego. Las placas de bronce de los jugadores inmortalizados brillan en las paredes, contando historias de perseverancia y excelencia deportiva. Durante el verano, la ceremonia de inducción atrae a miles de aficionados que llenan las calles del pueblo.
Historia entre lagos y puentes
El lago Otsego, apodado "Glimmerglass" por el escritor James Fenimore Cooper, hijo del fundador del pueblo, refleja la belleza natural de la región. Sus aguas cristalinas sirven como escenario para actividades recreativas durante todo el año. Los antiguos puentes cubiertos de la zona, testigos silenciosos del paso del tiempo, conectan las orillas y ofrecen vistas panorámicas del paisaje.
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Este pueblo es hermoso y cercano a Nueva York.
La Farmers' Museum, establecida en 1944, preserva la historia agrícola de Nueva York. En este museo al aire libre, artesanos vestidos con ropa de época demuestran oficios tradicionales en edificios históricos. Los visitantes pueden observar herreros trabajando el metal, tejedores creando telas y granjeros cuidando animales, tal como lo hacían los primeros colonos de Estados Unidos.
El Fenimore Art Museum, ubicado en una mansión neogótica con vista al lago, alberga una notable colección de arte folclórico americano y objetos nativos americanos. Sus jardines, diseñados para aprovechar la vista del lago, sirven como espacio para conciertos y eventos culturales durante los meses cálidos.
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La Main Street de Cooperstown mantiene su encanto original con edificios que datan del siglo XIX. Las tiendas de souvenirs deportivos conviven con librerías antiguas y heladerías artesanales. Durante la temporada alta, los restaurantes locales sirven platos tradicionales de la región, mientras los músicos callejeros amenizan las tardes con melodías folclóricas.
Los campos de entrenamiento de béisbol para jóvenes, ubicados en las afueras del pueblo, atraen a familias de todo Estados Unidos durante el verano. El sonido de los bates golpeando las pelotas y los gritos de alegría de los niños se mezclan con el murmullo de las hojas mecidas por la brisa del lago.