La trayectoria del iceberg hacia esta remota isla británica generó preocupación entre los expertos. Cuando en enero se hizo evidente su rumbo, los científicos temieron que una colisión podría resultar catastrófica para las numerosas colonias de pingüinos, focas y otras especies marinas que habitan este importante santuario de vida silvestre.
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Meijers aclaró que si el megaberg permanece encallado, probablemente no represente una amenaza significativa para la fauna local. Sin embargo, si se acerca más a la isla o se fragmenta, "podría interrumpir sus rutas hacia sitios de alimentación y obligar a los adultos a gastar más energía para viajar alrededor", señaló el experto. Esta situación reduciría la cantidad de alimento que vuelve a las crías en la isla, aumentando su mortalidad.
Similar preocupación surgió en 2020, cuando el anterior iceberg más grande del mundo, el A68a, estuvo peligrosamente cerca de encallar junto a Georgia del Sur. En aquel caso, las corrientes oceánicas finalmente lo despedazaron en fragmentos más pequeños antes de que pudiera impactar directamente en el ecosistema.
Los efectos inesperados del iceberg
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Esta es la ubicación en la que quedó quieto el iceberg.
Curiosamente, el encallamiento reciente podría traer beneficios inesperados. "Si el iceberg estimula la productividad oceánica, esto podría impulsar las poblaciones de depredadores locales como focas y pingüinos", comentó Meijers, revelando la complejidad de este fenómeno natural.
Estos enormes bloques de hielo no solo agitan nutrientes del fondo marino, sino que también contienen grandes cantidades de nutrientes en su interior. "Es como arrojar una bomba de nutrientes en medio de un desierto vacío", explicó Nadine Johnston, ecóloga marina del Servicio Antártico Británico, al describir el efecto de estos colosos en el océano.
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La desintegración del A23a podría afectar a pescadores y navegantes locales. "Las pesquerías comerciales se vieron interrumpidas en el pasado y, a medida que el berg se rompe en piezas más pequeñas, esto podría dificultar las operaciones pesqueras en el área y hacerlas potencialmente peligrosas", advirtió Meijers sobre las consecuencias prácticas de este fenómeno.
El BAS continúa monitoreando los efectos de este iceberg en el ecosistema circundante, especialmente considerando su ubicación estratégica cerca de un importante santuario de vida marina en el Atlántico Sur, región clave para la conservación de la naturaleza.