El queso mantecoso es uno de los más consumidos, pero a la hora de comprarlo es vital fijarse en un gran detalle que en este caso no es la fecha de vencimiento.
El queso mantecoso es uno de los más consumidos, pero a la hora de comprarlo es vital fijarse en un gran detalle que en este caso no es la fecha de vencimiento.
Muchas personas optan por comprar las hormas de queso mantecoso para tener en gran cantidad y extender su duración. En este marco, existe un detalle crucial al que se le debe prestar demasiada atención porque podría ser “peligroso”.
La nutricionista Isabela Ramos, compartió un posteo en el que advierte sobre lo primordial a la hora de agarrar este lácteo de la heladera.
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En este sentido, la profesional sostiene que si el envase se encuentra hinchado puede indicar que en su interior hay una bacteria que sobrevive y libera gas. Por lo tanto, es indispensable que el mismo se encuentre casi pegado al queso fresco. “Es una señal de peligro”, aseguró”.
Mantener el queso fresco y sabroso por más tiempo puede lograrse con trucos sencillos, lo que nos permitirá prolongar su vida útil y disfrutar de su sabor y textura siempre.
La clave está en la temperatura y la humedad. Los quesos deben almacenarse en la heladera, preferiblemente en la parte menos fría como el cajón de las verduras (algunas heladeras tienen compartimentos especiales).
Esta zona mantiene una temperatura constante entre 4 y 7°C, ideal para conservar la frescura del queso sin que se endurezca o se reseque. Además, la humedad relativa en este compartimento es mayor, lo que ayuda a evitar que se deshidrate.
El tipo de envoltorio también es crucial. Evitar el uso de plásticos herméticos es fundamental, ya que pueden atrapar la humedad y provocar moho.
En su lugar, optá por envoltorios que permitan que el queso respire. Para quesos más duros, el papel aluminio puede ser una buena opción, ya que protege de la luz y del aire sin atrapar demasiada humedad.
Un truco adicional es el uso de recipientes herméticos con un pequeño trozo de papel húmedo en su interior. Esto crea un ambiente ligeramente húmedo que ayuda a mantener la frescura sin acumular humedad que pueda inducir el crecimiento de moho.
Para quesos como la muzzarella, conservalos en su líquido original en un recipiente hermético. Si el líquido se agota, una solución salina casera puede ser utilizada como sustituto.
Otro aspecto importante es evitar la contaminación cruzada. Utilizá utensilios limpios al cortar o servir queso y no mezcles diferentes tipos de queso en un mismo envase. Esto previene la transferencia de bacterias que aceleran el deterioro.