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Candela Berbel, Reina de la Vendimia 2013, besa la Corona que sería robada de la joyería Vendemmia y devuelta por un abogado en mayo de ese año.
La Corona de la Reina de la Vendimia, robada en pleno centro
Paco Pérez gobernaba la Provincia y Carlos Aranda seguía al frente de la cartera de Seguridad, como en la gestión del antecesor Jaque.
Ni en sus peores pesadillas el abogado Aranda hubiera imaginado que durante el amanecer del domingo 12 de mayo de ese año recibiría una noticia tan inédita e inesperada, histórica podría decirse. No le avisaron de un crimen. Tampoco de un secuestro de personas; ni siquiera de un accidente fatal con muchas víctimas.
Por interno le informaron que la Corona de la Reina de la Vendimia había sido robada del área segura y restringida de la emblemática joyería Vendemmia, que la había donado al Estado de Mendoza en 1995 y la custodiaba todo el año entre Vendimias. Y que el golpe había sido por obra y gracia de boqueteros que se desplazaron por los techos por calle 9 de Julio.
La pieza, confeccionada con oro, plata, brillantes, esmeraldas y zafiros había lucido sobre la cabeza de la bella Candela Berbel desde la coronación y posteriores actos oficiales hasta que, por razones de seguridad, volvió a la empresa de los Vendemmia, donde tenía un lugar de privilegio y protección. Pero no por mucho tiempo más.
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La Corona de la Reina de la Vendimia, siniestrada en 2013 por boqueteros.
El atraco de los boqueteros, según testimonios de la época, fue de larguísima duración: entre las 22.30 del sábado 11 -cuando los delincuentes se llevaron la Corona- y las 5.30 del domingo 12 -cuando arrasaron con joyas, relojes, cadenas y otros bienes valiosísimos.
La Corona de la Reina de la Vendimia tenía -y tiene- una cotización importantísima y en dólares pero, sobre todo, conserva, un altísimo valor cultural porque formaba parte de un hito de la mendocinidad: la Fiesta Nacional de la Vendimia. Y bastó con que la prensa informara del inusual atraco y sus consecuencias para que se desatara un revuelo sin precedentes.
La Reina de la Vendimia sin Corona: las teorías
La gestión de Paco Pérez en materia de seguridad había comenzado, un año y medio antes, con el rebote de la indignación y el estupor de la sociedad causados por un chico de 13 años que mató a toda una familia en Las Heras. Pero la desaparición de la Corona de la Reina de la Vendimia jamás estuvo en los planes de ningún mandatario mendocino, y mucho menos de su equipo de colaboradores.
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Paco Pérez, gobernador de Mendoza cuando sucedió el robo de la Corona de la Reina de la Vendimia.
El lunes 13 se fue entre un aluvión de críticas y poquísimas expectativas de recupero del valioso bien material y cultural. "La sacaron a Chile" y "Se la robaron a pedido de un coleccionista", fueron las sentencias más comunes.
Nadie daba dos pesos por el hallazgo de la Corona de la Reina de la Vendimia y mucho menos por la captura de los autores de semejante sacrilegio a las costumbres menducas. En las radios y los noticieros de tevé podía palparse la bronca de la gente.
Se pensó en ofrecer una recompensa en dinero para quien dijera dónde estaba la Corona de la Reina de la Vendimia y hasta se investigó en el entorno de dos bandas de delincuentes.
Ver para creer
El martes 14 a media mañana comenzó a circular una versión, poco creíble al principio pero no descartable por completo. Alguien había contactado al entonces fiscal de Delitos Complejos Daniel Carniello para ofrecer un dato clave. Pero había que esperar; ver para creer.
Carniello atendió ése y otros asuntos desde su despacho fumando uno detrás de otro. Él también se sabía bajo la lupa.
La siesta trajo una confirmación: "La Corona está sana y salva". Al atardecer, cierta tranquilidad: "Alguien la llevó al estudio de un abogado penalista y la entregó". Sin embargo, para creer había que ver.
Pasadas las 20, el letrado Martín Ríos fue recibido por el fiscal Carniello. Llegó cargando una caja de cartón. Y adentro, la Corona "sana y salva", intacta, con todas sus partes en perfectas condiciones.
La Corona de la Vendimia y la caja de cartón
Aquella noche de 2013, a la mendocinidad le había vuelto el alma al cuerpo y a la gestión de Paco Pérez también. Pasar a la historia como el gobernador al que le robaron la Corona de la Reina de la Vendimia hubiera sido algo así como la muerte en vida.
"Lo importante era recuperar la Corona", contestó el fiscal a la prensa mientras echaba el humo de un cigarrillo por la boca. "Sobre la pista de los delincuentes ya estamos trabajando", completó.
El abogado Ríos volvió a su oficina, por entonces en calle España, cerca de los Tribunales, habiendo devuelto la Corona de la Reina de la Vendimia pero llevándose un secreto que, por razones profesionales, nunca revelaría: la identidad de los responsables de semejante ultraje a la mendocinidad.