Las imágenes dantescas de 34 cóndores muertos junto a un puma en Los Molles (Malargüe) hace 6 años parece sólo un mal recuerdo de lo que fue una matanza masiva de estas aves autóctonas de Mendoza. La vida del cóndor andino se manifiesta en la inmensidad y en la cima de los cerros de las áreas protegidas en la provincia, según lo reveló el 16° censo, que se realizó en agosto.
El cóndor andino es un ave en peligro de extinción. Su captura, tenencia ilegal o comercialización están penadas por ley.
Gentileza Gobierno de MendozaEl último relevamiento arrojó que hay una población de 81 cóndores de distintas edades en alta montaña. Estos animales -que están en peligro de extinción- son parte de un programa para la conservación de la especie en el que trabaja el Gobierno de Mendoza, junto a fundaciones dedicadas a la protección del ave carroñera más grande del mundo.
Se trata de la Fundación Bioandina Argentina (FBA) con la cual se estableció un convenio de colaboración mutua, en el marco del Plan Integral de Conservación del Cóndor Andino (PCCA), que permitió la declaración de las Áreas Naturales Protegidas (ANP) como Santuarios del Cóndor para la Conservación de la Naturaleza (SCCN).
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"El máximo de cóndores registrados simultáneamente en todos los puestos de observación fue de 55 individuos, los cuales fueron observados en el intervalo de 11 a 11.05 del 12 de agosto. Este es un indicador poblacional importante, ya que representa una foto, una instantánea del estado poblacional, sin que interfiera en ello la enorme capacidad de vuelo de esta especie", reza el informe.
El director de Biodiversidad y Ecoparque, Ignacio Haudet, evaluó que los números que se desprenden del 16° censo son muy positivos.
"Esta foto nos habla de que no decayó la población de cóndores y que todo el trabajo que se hace para la cría en cautiverio de los pichones, como del monitoreo de la especie, está dando sus frutos. Hay mucho que seguir haciendo y generar concientización de la importancia y contribución de esta ave en el ecosistema de montaña" (Haudet).
Próximos a realizar un nuevo censo, Haudet explicó que los cóndores brindan un aporte fundamental a la eliminación de los restos de animales muertos que pueden provocar la propagación de enfermedades en estas áreas.
"El cóndor elimina este tipo de restos que pueden quedar en los campos, haciendo un aporte a la sanidad del lugar. Recordemos que para los pueblos originarios eran sagrados. Lamentablemente, hoy el hombre es su principal amenaza", advirtió el especialista.
Los principales peligros que atentan contra estas aves son los cebos envenenados con agroquímicos, como las intoxicaciones por plomo por los balazos que reciben. Se desconoce el porqué de esta práctica por parte de cazadores, aunque se presume que no es intencional hacia estas especies, sino que por error reciben los perdigones que van dirigidos a los pumas o a otras especies blanco de los depredadores.
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Qué se avistó en el último censo de cóndor andino
Del análisis realizado en el Plan Integral de Conservación del Cóndor Andino se desprende que: basándose en la categoría de edad, fue posible identificar 38 ejemplares distintos. De ellos, 18 eran adultos, 7 subadultos y 13 juveniles, lo que resulta en una relación de 47% adultos y 53% inmaduros (en edad no reproductiva). Estas proporciones se ajustan a lo esperado en la naturaleza.
De manera simultánea, para un total de 20 individuos se pudo identificar edad y sexo. De ellos, 8 son machos adultos, 5 hembras adultas, 1 macho subadulto, 3 hembras subadulta y 2 hembras juveniles y 1 macho juvenil.
Las proporciones se ajustaron a las esperadas, donde en el estadio adulto hay mayor cantidad de machos y en el estadio inmaduro hay mayor cantidad de hembras.
En base a estos datos, Haudet remarcó que es un dato alentador que no todos los individuos registrados estén en edad adulta, sino que hay reproducción y maduración de nuevos ejemplares. "Esto nos da la pauta de que hay descendencia", graficó.
Otra de las particularidades es que a diferencia de otros censos de invierno, en este estudio se obtuvo gran cantidad de individuos observados simultáneamente. Esto se debió a que muy cerca de Tupungato se encontraba una carroña de guanaco de la cual gran cantidad de cóndores se alimentaron. En este sentido, los datos hallados en este último censo no coinciden con la generalidad que se viene observando en los inviernos.
También se menciona en el estudio que la primavera es la estación que presenta mayor variabilidad entre censos, con un promedio de 42 ejemplares y el récord de observación, en el 5° censo, es de 69 individuos. Por último, el verano presenta un promedio similar al invierno (34 ejemplares), pero con una variabilidad mayor que el otoño.
Los santuarios naturales del cóndor en medio de la cordillera
Los censos se realizan en el corredor natural de las áreas protegidas, que son considerados los santuarios para estas aves.
El censo se realizó el 12 de agosto de 7.30 a 13.30 simultáneamente en 10 puestos de observación, completando un esfuerzo total de muestreo de 60 horas. Se utilizaron las planillas virtuales (censos y observadores) generadas en la aplicación Survey123 como único método de registro. La planilla de observadores se completó una vez, registrando la información del equipo de trabajo en cada PO. Las planillas de censos fueron completadas cada media hora, por un intervalo de 5 minutos. En este trabajo participaron 25 personas.
En cada oportunidad se tomó simultáneamente el número de cóndores observados, diferenciando la categoría de edad (adultos, subadultos, juveniles o indefinido), sexo (macho, hembra o indefinido) y registrando variables climáticas (temperatura, humedad, intensidad de viento, dirección del viento, nubosidad, presión, lluvia y niebla).
El avistaje se realizó en estos puntos:
- Manzano Histórico
- Horcones, Parque
- Parque Provincial Aconcagua
- Quebrada del Cóndor
- Uspallata
- Mirador del Yaucha
- RNLD
- Punta de Vacas
- Pulverenti
- Parque Tupungato
- Cerro Arenales
- Los oscuros
Con estas técnicas y un software especial para el recuento de los cóndores, Mendoza tiene la expectativa de ser un modelo para el relevamiento nacional de esta especie que vive en la cordillera de Los Andes.