El incendio y el desgarro de abandonar las viviendas
"Es desgarrador imaginar cómo muchos perdieron todo con el incendio: recuerdos, fotos, su hogar… huyeron con apenas lo que podían llevar en una mochila. Y lo que queda después tampoco es fácil: deudas, no tener un lugar donde vivir, empezar de nuevo… acá las viviendas son costosísimas", reflexionó Baldini desde Long Beach, a unos 40 minutos del epicentro del desastre.
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Las imágenes de escuelas, negocios, propiedades y restaurantes completamente arrasados le duelen en el alma. "Solo quedaron algunas estructuras resistentes al fuego. La construcción con madera para reducir costos hace que las casas sean súper inflamables", explicó.
A pesar de la tragedia, Juliana destacó un punto esperanzador: "Por ahora, la gente se siente contenida. No hay desesperación; de alguna manera, confían en recibir ayuda del gobierno".
Sin embargo, también subrayó un desafío adicional: los seguros. "Muchos dejaron de cubrir incendios por los riesgos. Los pocos que lo hacen solo reintegran un porcentaje, como el 30%. Por ejemplo, un seguro estatal (FEMA) ofrece 44 mil dólares por familia, pero aquí las propiedades rondan los 3 millones de dólares, y muchas superan ese valor".
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La incertidumbre económica lleva a muchas familias a considerar la venta de terrenos y mudarse a zonas más accesibles. Mientras tanto, las lluvias que podrían aliviar el fuego se esperan recién para el fin de semana.
Una mamá que convirtió la adversidad en acción
Impulsada por el amor a su hijo y la necesidad de protegerlo, Juliana Baldini transformó su experiencia personal en un mensaje poderoso a través de su libro. "¿Puedo comer sin riesgo?". Es una obra que busca derribar mitos y proporcionar información esencial sobre las alergias alimentarias, creando un espacio de educación y conciencia para las familias.
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El camino no ha sido fácil. Tomás, su hijo, tuvo su primera reacción alérgica siendo un bebé y, desde entonces, ha enfrentado situaciones de riesgo de vida. Hoy, gracias a un estricto tratamiento en Estados Unidos, su salud está estable. Inspirada en esta lucha, Juliana comparte herramientas prácticas y consejos para gestionar estas condiciones y mejorar la calidad de vida de quienes las padecen.
Tras su reciente publicación en Chile, Juliana sueña con llevar su mensaje a Mendoza y educar a más familias y jóvenes sobre este tema crucial. Su historia no solo es un testimonio de resiliencia, sino también un llamado a la acción para construir un entorno más seguro e inclusivo para quienes viven con alergias alimentarias.