El histórico descubrimiento ocurrió en las inmediaciones del Cerro de la Col de Tesistán, en Zapopan, donde investigadores del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA) identificaron doce fósiles de insectos y uno de araña en excepcional estado de conservación.

Entre sedimentos y piedra caliza, los restos fósiles permanecieron ocultos durante millones de años hasta que José María Hernández Sánchez, quien creció en Tesistán, decidió investigar científicamente lo que los habitantes locales comentaban desde hace décadas.

La preservación excepcional revela secretos del pasado

Margarito Mora Nuñez, profesor de paleontología del Departamento de Botánica y Zoología del CUCBA, destaca la rareza del hallazgo por las características únicas de preservación. Los ejemplares muestran detalles microscópicos de ojos, alas y otras estructuras delicadas.

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La antigua actividad volcánica en la región creó condiciones perfectas para la fosilización. Los restos fósiles quedaron atrapados en sedimentos de grano fino cuando una caldera volcánica colapsó y formó una cuenca lacustre.

Los especialistas de México confirmaron que los fósiles datan del período Plioceno, con una antigüedad estimada entre 3.6 y 5.3 millones de años. La colección incluye escarabajos diminutos de apenas seis milímetros, una chinche, una araña y una mosca.

José Luis Navarrete Heredia, coordinador del Centro de Estudios de Zoología, publicó los resultados en la revista científica Dugesiana, única en su tipo en México, donde expertos internacionales validaron la importancia del hallazgo.

Un tesoro científico que continúa creciendo

La Colección Paleontológica del Centro de Estudios en Zoología resguarda actualmente cerca de dos mil piezas que esperan ser catalogadas. Los investigadores adelantan que pronto revelarán más hallazgos, incluyendo restos fósiles de plantas encontrados en la misma zona.

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Este descubrimiento es único en México.

Este descubrimiento es único en México.

Los habitantes de Tesistán contribuyeron indirectamente a este descubrimiento al mantener vivo el conocimiento sobre la presencia de fósiles en la región. La colaboración entre la comunidad local y la academia resultó fundamental para el éxito de la investigación.

El registro más importante de insectos fósiles en México se concentraba anteriormente en el ámbar de Chiapas. Este nuevo hallazgo en Jalisco abre posibilidades inexploradas para entender la evolución de la vida en el territorio mexicano.