El equipo liderado por los arqueologos Médard Thiry y Anthony Milnes encontró que la superficie del suelo fue magistralmente grabada para manipular el flujo del agua a través de canales, depresiones y cuencas cuidadosamente diseñadas.
Las marcas y hendiduras en la piedra representan con sorprendente exactitud las colinas de la región y su relación con ríos, lagos y deltas cercanos, creando una maqueta a escala del paisaje de Noisy-sur-École.
Los antiguos ocupantes de la cueva demostraron una comprensión notable de la hidrología al crear pequeñas fisuras superficiales diseñadas específicamente para capturar el agua de lluvia impulsada por el viento.
Un descubrimiento inesperado
Este mapa tridimensional se diferencia de otras representaciones de la época, que solían ser portátiles y bidimensionales, marcando un hito en la historia de la cartografía.
La investigación, iniciada en 2020, tomó un giro inesperado cuando los científicos notaron que toda el agua que fluía por las ranuras de la cueva terminaba en una depresión con forma de vulva. Los grabados encontrados junto al mapa incluyen figuras de caballos y formas femeninas, sugiriendo que el sitio pudo tener un significado simbólico más profundo para sus creadores.
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El descubrimiento es único en su tipo.
Para los expertos en arqueología, este descubrimiento demuestra que los cazadores-recolectores del Paleolítico no solo eran hábiles en la obtención de alimentos, sino que también poseían una profunda conciencia de su entorno.
La capacidad de abstracción demostrada en la creación de este mapa tridimensional revela un nivel de sofisticación cognitiva que desafía las percepciones tradicionales sobre las sociedades prehistóricas.