La búsqueda del origen de la escritura llevó a los investigadores a lugares inesperados. En una antigua tumba ubicada en Tell Umm-el Marra, los arqueólogos realizaron el descubrimiento de pequeños cilindros de arcilla que guardan secretos que podrían cambiar nuestra comprensión de la historia de la humanidad.

Un descubrimiento que reescribe la historia

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El descubrimiento sacudió a la comunidad científica: los cilindros de arcilla tienen inscripciones que datan del año 2400 antes de Cristo. Esto los ubica 500 años antes que cualquier otro sistema de escritura alfabética conocido hasta ahora.

Los investigadores encontraron los objetos en una de las tumbas mejor conservadas del sitio. Junto a seis esqueletos, joyas de oro y plata, utensilios de cocina y vasijas de cerámica intactas, aparecieron cuatro pequeños cilindros de arcilla con perforaciones.

"Los cilindros estaban perforados, así que imagino que una cuerda los ataba a otro objeto para funcionar como etiqueta. Tal vez detallaban el contenido de una vasija, o quizás su origen, o a quién pertenecía", explicó Schwartz durante la presentación de los resultados en la reunión anual de la Sociedad Estadounidense de Investigación en el Exterior.

Las piezas que cambian el rompecabezas

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Este descubrimiento cambia la historia.

Este descubrimiento cambia la historia.

La datación por carbono 14 confirmó la antigüedad de las tumbas, los artefactos y la escritura. Este dato revoluciona las teorías previas sobre el origen del alfabeto que existían en la arqueología.

Los expertos creían que el alfabeto surgió en Egipto o sus alrededores después del año 1900 antes de Cristo. Los cilindros de arcilla, encontrados en una región alejada de ese centro cultural, obligan a replantear esta idea.

Las características únicas de estos objetos incluyen:

  • Escritura alfabética primitiva grabada en la superficie
  • Perforaciones que sugieren su uso como etiquetas
  • Arcilla levemente horneada como material base
  • Antigüedad probada de 4.400 años

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El equipo de la Universidad Johns Hopkins, en colaboración con investigadores de la Universidad de Ámsterdam, continúa estudiando estos misteriosos cilindros. La imposibilidad actual de traducir los símbolos mantiene vivo el debate sobre su verdadero significado y uso en aquella sociedad antigua que comenzaba a dar forma a la comunicación escrita.

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