"Se están guardando tablas para ser restauradas y se están utilizando escáneres láser para recoger toda la información", explicó Andreu respecto a los esfuerzos actuales para documentar exhaustivamente los restos antes de que avancen las obras.
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El canal de Manzanares fue un ambicioso proyecto.
Historia sumergida bajo Madrid
El Canal Real de Manzanares constituyó una notable obra de ingeniería que transformó las comunicaciones en la región. Construido a mediados del siglo XVIII, funcionó como ruta comercial hasta finales del XIX, cuando el ferrocarril relegó su importancia y acabó enterrándolo bajo el crecimiento urbano.
La infraestructura descubierta formaba parte de un sistema fluvial de 22 kilómetros de longitud y 14 metros de anchura, con una profundidad de tres metros. Su diseño incluyó diez esclusas estratégicamente ubicadas, una cabecera, un embarcadero en Madrid y diversas edificaciones para personal y mantenimiento. Durante su apogeo, numerosas barcazas tiradas por animales navegaban estas aguas transportando mercancías hacia el Tajo y, eventualmente, hacia el mar.
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La ampliación del metro llevó a un importate descubrimiento.
Los expertos destacan la arqueología como disciplina fundamental para preservar la memoria histórica urbana. Aunque los restos físicos no podrán mantenerse en su ubicación original, el equipo coordina una minuciosa documentación que permitirá recrear este patrimonio mediante una musealización en la futura estación de Madrid Río, siguiendo precedentes exitosos en otras estaciones del metro madrileño.
El trabajo arqueológico enfrenta una carrera contra el tiempo. La llegada de la tuneladora "Mayrit", programada para el segundo semestre de 2025, acelerará considerablemente el ritmo de las obras, alcanzando velocidades de excavación de hasta 15 metros diarios – siete veces más rápido que los métodos tradicionales.