Por las calles de Mendoza, la madre y sus siete hijos no pasaron desapercibidos en ningún lado. Menos aún en la calle Arístides, donde este sábado hicieron uno de los tantos brindis.
Al grupo de ocho integrantes los distinguió una indumentaria común: remeras rosas con el número 80. En el caso de Matilde, la remera señalaba: “80 y fabulosa”, mientras que sus hijos llevaba cada uno la frase que lo representa.
“No puedo más de la felicidad. Esto es mucho más de lo que alguna vez soñé, compartir estos días con mis hijos. Como mamá no hay nada más importante. Estos días me recuerdan a otras épocas, cuando los llevaba a la plaza”, dijo a Diario UNO.
Matilde, divorciada de un médico pediatra al que “ama” porque es el padre de sus hijos, es madre de Marcela, Sergio, Laura, Lorena, Florencia, Alejandra y Miguelito.
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La sonrisa, siempre. Matilde nació el 29 de octubre de 1944.
Gentileza Laura Casares
“La mayor vive en Almería, España y vino especialmente para esta ocasión”, señala orgullosa, mientras explica entre risas el porqué de cada frase detrás de la camiseta de cada uno de sus hijos.
Actriz amateur, bailarina y sociable
Matilde tiene 14 nietos y tres bisnietos. “Es actriz amateur, baila folclore y es el ser más sociable del planeta”, la define su hija Laura.
“Le escapa al frío y como su hija mayor vive en España, donde tiene algunos nietos y bisnietos, pasa los inviernos en Europa. Nada de quedarse encerrada, se hace de amigas, va al mar, viaja por Italia o se toma un barco para ir a África. Es muy libre, muy amorosa”, agrega su hija.
Pero la historia de “Ketty” no termina allí: además de haber criado a sus siete hijos biológicos, educó a otros dos del corazón.
“En aquellas épocas a los médicos pediatras solían dejarles niños sin familia. Y así fue como nos sucedió en dos ocasiones. Recuerdo que una asistente social me entregó un bebé recién nacido de una mamá adolescente y me dijo que uno más no me iba a cambiar. Otra vez, había nacido otro niño en un primer piso de un hospital y, directamente, lo dejaron”, repasa.
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Foto Gentileza Laura Casares
Como en los viejos tiempos, Matilde y sus hijos pasearon y se rieron de viejas anécdotas.
“Nos quedamos alucinados con Mendoza. Hemos recorrido muchísimas bodegas y paseamos como nunca. Vivimos unos días que no olvidaremos jamás”, asegura la mujer, que se anima a todo: posa para las cámaras y los videos con una jovialidad que sorprende.
“Fue un placer, además, poder conocer a personas con tanto corazón. Mendoza fue un eslabón más en mi cadena. Yo armé mi vida con eslabones, comenzando con mi familia, amigos y personas con buena vibra. No tengo más que decir `Gracias`”.