La menta es una planta que a lo largo de los años ha ido cambiando su simbología de acuerdo a las distintas culturas que la utilizaban. En un comienzo solía vincularse a la inteligencia y la sabiduría, pero con el paso del tiempo y la llegada de nuevas culturas, su interpretación cambió y pasó a ser símbolo de prosperidad, abundancia y limpiezas profundas.
Para el Feng Shui, las plantas no son un elemento más decoración del hogar o un simple ingrediente de cocina, sino que se tratan de integrantes claves y sumamente importantes en los distintos amuletos y rituales que propone. Para la filosofía Oriental, los aportes de las plantas potencian con su energía natural cada uno de los trabajos, y entre las plantas más importantes aparece la menta.
Esta planta, a diferencia de otras que son utilizadas por el Feng Shui (tal es el caso de laurel, romero, lavanda o el jazmín), funciona primordialmente cuando se encuentra en formato de planta y no como ingrediente para comidas. Esto quiere decir que los beneficios de la menta explotan su potencial si las tenemos ubicadas en el patio de nuestro hogar, y no como hojas sueltas.
Si la tenemos ubicada como una planta en el exterior de nuestro hogar, la menta, según la mirada del Feng Shui, despliega todos sus beneficios vinculados con lo que es la limpieza energética y la protección de la casa. Si aprovechamos sus hojas para distintos rituales, destacaremos primordialmente los beneficios vinculados a la abundancia y el dinero.
El ritual más utilizado por el Feng Shui y que tiene la menta con protagonista, es aquel que necesita 13 hojas de esta planta y que apunta al crecimiento fuerte económicamente de la persona.