Tienen comportamientos evasivos: A menudo intentan evitar confrontaciones directas o preguntas específicas. Según la psicología, una persona que miente puede volverse evasiva cuando se le interroga sobre detalles importantes. Por ejemplo, puede ofrecer respuestas vagarosas, cambiar rápidamente de tema o incluso aparentar estar ocupada para evitar profundizar en un asunto.
Su lenguaje corporal: Las personas que mienten suelen mostrar signos de incomodidad o estrés. Algunos de estos signos pueden incluir el sudor excesivo, ruborizarse, evitar el contacto visual o frotarse la cara o el cuello.
Las microexpresiones, como una sonrisa que dura menos de lo esperado o una mirada furtiva, también pueden ser indicios de deshonestidad. De hecho, un estudio realizado por el Comité Permanente de Ética de la Federación Europea de Asociaciones de Psicólogos (EFPA) determinó que las microexpresiones puede ser particularmente útil en el ámbito laboral, ya que estas tienden a ser más genuinas que las palabras.
Cómo reconocer a un compañero de trabajo mentiroso, según la psicología del comportamiento (2).jpg
Exceso de detalles innecesarios: En su intento por hacer que una mentira parezca más creíble, los mentirosos a menudo agregan detalles innecesarios o demasiado específicos que no aportan valor a la historia. Si un compañero de trabajo se extiende demasiado en su relato y añade elementos superfluos, puede estar intentando distraer o convencer a los demás de la veracidad de sus palabras.
Tienen reacciones emocionales exageradas: Al ser confrontados, pueden reaccionar de manera exagerada. Un mentiroso podría mostrar una defensa excesiva o una sorpresa demasiado intensa ante una pregunta que considera comprometedora. Las emociones fuera de lugar, como una ira repentina o una tristeza que no parece ajustarse a la situación, pueden ser una pista de que algo no está bien.
Son desconfiados: La desconfianza excesiva en los demás, especialmente en quienes lo rodean, puede estar proyectando sus propios miedos y ansiedad por ser descubierto. La persona que miente frecuentemente puede ser más crítica con los demás o más propensa a acusar a otros de deshonestidad como una forma de desviar la atención de su propio comportamiento.