¡No es difícil!

Cómo evitar el enojo y la ansiedad cuando hacemos dieta

Comenzar una dieta para adelgazar rápido es un desafío, pero no tiene que ser sinónimo de ansiedad y mal humor. Con pequeños ajustes en tu alimentación y hábitos la transición puede ser más llevadera

Por UNO

En el momento que decidimos emprender una dieta para adelgazar rápido, solemos asociarla con restricciones y sacrificios. Por consiguiente un estado de irritación, enojo y ansiedad se hacen presentes.

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Una dieta debe ser equilibrada para evitar el mal humor permanente.

Una dieta debe ser equilibrada para evitar el mal humor permanente.

La clave está en entender las necesidades del cuerpo y en hacer algunos ajustes estratégicos en la manera en que nos alimentamos y gestionamos el cambio.

Uno de los factores más importantes para evitar estar irritables y la ansiedad durante una dieta es asegurarse de que el cuerpo reciba los nutrientes necesarios. Las dietas extremadamente restrictivas o que eliminan grupos enteros de alimentos pueden generar deficiencias que afectan nuestro estado de ánimo. Por ejemplo, la falta de carbohidratos —una fuente esencial de energía para el cerebro— puede conducir a la irritabilidad y al cansancio.

Para sortear este problema, es fundamental optar por una dieta equilibrada que incluya:

  • Proteínas.
  • Grasas saludables.
  • Carbohidratos complejos.

Como los que encontramos en:

  • Frutas.
  • Verduras.
  • Granos enteros.
  • Legumbres.

Estos alimentos liberan energía de manera gradual, ayudando a estabilizar los niveles de azúcar en sangre y, por ende, el estado de ánimo.

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Además la dieta debe incluir alimentos ricos en serotonina, conocida como la “hormona de la felicidad”, que juega un papel crucial en la regulación del ánimo. Para favorecer su producción, es importante consumir alimentos ricos en triptófano, un aminoácido que ayuda a la síntesis de serotonina. Algunos de estos alimentos son:

  • El pavo.
  • Las bananas.
  • Los frutos secos.
  • Las semillas.
  • El chocolate negro.

Acompañar estos alimentos con carbohidratos complejos ayuda a que el triptófano llegue al cerebro de manera más eficaz, reduciendo los episodios de ansiedad y mejorando el bienestar emocional.

EVITAR LA SENSACIÓN DE HAMBRE CONSTANTE

Tener hambre constantemente es una de las principales causas de mal humor durante una dieta. Para contrarrestar esto, es importante no saltarse comidas y asegurarse de incluir snacks saludables entre ellas. Alimentos como:

  • Yogur griego.
  • Nueces.
  • Zanahorias.
  • Frutas.

Son opciones excelentes que mantienen la sensación de saciedad sin exceder las calorías.

Incluir más fibra en la dieta es otra estrategia eficaz para evitar los antojos y mantener el apetito bajo control. La fibra ayuda a ralentizar la digestión, prolongando la sensación de estar lleno y reduciendo la posibilidad de comer en exceso por ansiedad.

MANTENERSE HIDRATADO

La deshidratación puede confundirse con hambre, lo que lleva a comer en exceso y, a su vez, a la frustración de no ver resultados. Mantenerse hidratado es clave no solo para el buen funcionamiento del cuerpo, sino también para controlar el estado de ánimo. El agua ayuda a:

  • Regular la temperatura corporal.
  • Facilitar la digestión.
  • Mantener al cerebro en su óptimo rendimiento.
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Hidratarse es sumamente importante cuando haces una dieta.

Hidratarse es sumamente importante cuando haces una dieta.

CAMBIOS GRADUALES Y SOSTENIBLES

Uno de los errores más frecuentes al comenzar una dieta es hacer cambios radicales de un día para otro. Esto puede generar ansiedad y hacer que sea más difícil mantener el plan a largo plazo. En lugar de eliminar alimentos de golpe o reducir drásticamente las calorías, es mejor introducir cambios de forma gradual. Esto permite que el cuerpo y la mente se adapten a la nueva rutina de manera natural, reduciendo el impacto emocional.

TOMARSE EL TIEMPO NECESARIO PARA REALIZAR UNA BUENA INGESTA

Normalmente -hagamos dieta o no- solemos comer muy rápido. Esto genera que el organismo funcione mal. Cuando aceleramos la ingesta, el aparato digestivo no alcanza a "comunicar" al cerebro el nivel de saciedad que producen los alimentos. Entonces solemos "comer de más", como se dice popularmente. Cuando nuestro cerebro se entera, ya estamos con un notorio malestar. Por eso hay que darle el tiempo necesario a nuestro cuerpo para que entienda que la ingesta ya produjo la saciedad y no comer otro bocado más solamente por placer o por aplacar la irritabilidad que nos produce el hambre.

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