Las conclusiones del estudio, publicado en la revista Science Advances, sugieren que una de cada diez ballenas francas australes puede vivir más allá de los 130 años en condiciones favorables.
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El descubrimiento reveló que las ballenas son muy longevas.
Consideradas históricamente como las presas ideales por la industria ballenera debido a su lento movimiento y alta producción de aceite, estas ballenas sufrieron una intensa cacería comercial hasta la década de 1960.
Greg Breed, ecólogo cuantitativo de la Universidad de Alaska Fairbanks y coautor del estudio, comparó los datos con las estimaciones de vida de las ballenas francas del Atlántico Norte, que apenas alcanzan una media de 22 años.
Amenazas actuales y supervivencia
Las orcas, depredadores naturales de las ballenas francas australes, juegan un papel importante en la diferencia de longevidad entre especies similares que habitan distintas regiones del planeta.
Peter Best, científico de la Universidad de Pretoria, dedicó décadas a documentar meticulosamente la vida de estos cetáceos en las costas sudafricanas, generando una base de datos fundamental para el presente estudio.
Esta investigación podría modificar sustancialmente las estrategias de conservación de las ballenas francas australes, que actualmente se encuentran en peligro de extinción.
Los resultados del análisis muestran una marcada diferencia con sus parientes del hemisferio norte, cuya corta expectativa de vida se relaciona directamente con las amenazas causadas por la actividad humana en sus zonas de alimentación.
Mediante técnicas estadísticas similares a las que utiliza la Administración del Seguro Social para calcular expectativas de vida en humanos, los investigadores lograron establecer patrones precisos de supervivencia en estas poblaciones.
Las redes de pesca, especialmente las trampas para langostas y cangrejos ancladas en el fondo marino, representan una amenaza constante para las poblaciones de ballenas que habitan las aguas del Atlántico Norte.