Harina de garbanzo: es rica en proteínas. La harina de garbanzo es una opción fantástica para quienes buscan un alimento con un alto contenido proteico y bajo en calorías. Además de ser rica en fibra, esta harina ayuda a controlar el hambre y mantiene estables los niveles de glucosa en sangre. Su sabor es ligeramente más fuerte, lo que la hace ideal para recetas saladas como panes, galletas y tortas.
Harina de avena: una opción nutritiva y energizante: La harina de avena es conocida por su alta cantidad de fibra soluble, que contribuye a mejorar el tránsito intestinal y a controlar el colesterol. Además, la avena tiene un índice glucémico bajo, lo que ayuda a evitar picos de azúcar en la sangre y favorece un mejor control del peso.
Harina Integral de Trigo: opción clásica pero mejorada: Si bien la harina de trigo refinada es conocida por sus efectos negativos sobre la salud, la harina integral de trigo es una opción mucho más saludable. Al contener el grano entero, conserva su fibra, vitaminas y minerales. Aunque no es completamente baja en calorías, la harina integral es una opción mucho más nutritiva y con un mejor perfil de nutrientes que la harina blanca, lo que puede ayudar a controlar el peso.